LA FUTURA INGENIERA AMBIENTAL QUE SUPERÓ LA ADVERSIDAD CON FE Y ESPERANZA
Nota de prensa


3 de abril de 2018 - 12:00 a. m.
Atrás han quedado los días en que Margioli (hoy de 18 años) vendía dulces de manera ambulatoria en la vía pública, como lo hizo siempre su familia. Empezó en este trabajo a los 11 años de edad y lo hacía para ayudar a sus padres y a sus 2 hermanos.
Estudiaba en un colegio estatal de su barrio en la Victoria. Su rendimiento escolar era bajo, ahora recuerda que no tenía tiempo ni espacio para la recreación, pues su actividad de calle empezaba a las dos de la tarde y se prolongaba hasta las diez de la noche, de lunes a domingo. Eso la dejaba sin fuerzas para completar sus tareas escolares, todo lo que quería era llegar a casa y descansar, muchas veces sin haber ingerido alimentos.
El año 2015, el Servicio de Educadores de Calle del INABIF la contactó en los alrededores del emporio comercial de Gamarra y La Parada. Luego de evaluaciones psicológicas, se la apoyó con talleres socioeducativos, orientación y consejería en temas de desarrollo personal, así como con actividades en talleres artísticos, especialmente en danza y en actividades recreativas que incluían a toda su familia.
Recuerda con cariño y admiración a los educadores, de manera especial a su tutora Anabella quien de forma constante la apoyaba con consejos para prevenir situaciones de mayores riesgo en calle y dándole ánimos para seguir adelante. Margioli les expresaba tímidamente su deseo de seguir estudiando y postular a la universidad para tener un futuro mejor. Por ello el INABIF gestionó becas de estudio y ella pudo prepararse en la academia preuniversitaria Trilce y finalmente logró obtener una beca integral en la Universidad Seminario Evangélico de Lima (USEL), donde hoy cursa el quinto ciclo de la carrera de Ingeniería Ambiental.
Margioli reconoce que pasar por el Servicio de Educadores de Calle le ha permitido reforzar sus relaciones interpersonales e intrapersonales. Dice que ahora es más sociable y que la relación con su familia ha mejorado, pues hoy tienen una comunicación más fluida. “Quiero trabajar en una ONG como ingeniera ambiental para mejorar nuestro planeta y ayudar a mis padres. Quiero decirle a los niños que nunca dejen de soñar, que no pierdan la esperanza y que estudien para que puedan triunfar en la vida. Con esfuerzo y fe todo se puede”, finaliza esta futura ingeniera ambiental.