Aguajal amazónico modifica su capacidad de absorber carbono

Nota de prensa
Un estudio reciente del IIAP y sus contrapartes estadounidenses alerta sobre los efectos de las variaciones climáticas en turberas amazónicas, que podrían pasar de almacenar carbono a liberarlo.
turberas
turberas
turberas
turberas

Fotos: Imagen Institucional

Imagen Institucional

10 de julio de 2025 - 7:31 p. m.

El aguajal de Quistococha, un ecosistema amazónico cercano a Iquitos y centro de investigación del IIAP, perdió su capacidad de actuar como sumidero natural de dióxido de carbono (CO₂). Durante años, este bosque capturó grandes cantidades de carbono, pero recientes variaciones climáticas modificaron esa función.

Así lo confirmó un estudio del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), entidad adscrita al Ministerio del Ambiente, en colaboración con investigadores de Estados Unidos. Los resultados se publicaron en la revista científica Geophysical Research Letters.

Entre 2018 y 2019, este ecosistema —dominado por la palma Mauritia flexuosa (aguaje)— absorbía alrededor de 460 gramos de carbono por metro cuadrado cada año. En 2022, sin embargo, los investigadores comprobaron que el ecosistema dejó de captar CO₂ de manera significativa, registrando un balance casi neutro, a pesar de no haber sufrido intervenciones antropogénicas significativas como tala o quema.

Si bien estos procesos forman parte de la naturaleza de los bosques, el aguajal de Quistococha en la Amazonía peruana mostró un comportamiento particular en 2022. Los investigadores atribuyen este comportamiento a la fotoinhibición, un proceso en el que las plantas reducen su actividad fotosintética por efecto del estrés ambiental, provocado por la combinación de suelos secos y alta irradiación solar. Esta doble presión —hídrica y lumínica— disminuyó la capacidad del ecosistema para fijar carbono, lo que aumenta su vulnerabilidad frente al cambio climático.

“El hecho de que un ecosistema sin grandes alteraciones humanas pierda su rol ecológico esencial solo por efecto del clima resulta alarmante”, afirmó el Dr. Jeffrey Wood, autor principal del estudio e investigador de la School of Natural Resources de la Universidad de Missouri. “Este hallazgo revela una alta sensibilidad de las turberas amazónicas, mucho mayor de lo que estimábamos”.

Los aguajales acumulan carbono durante miles de años y sostienen el equilibrio climático global. El estudio advierte que, si se intensifican las sequías y los periodos de alta radiación solar debido al cambio climático, estos ecosistemas podrían pasar de ser sumideros a emisores de carbono, agravando el calentamiento global.

El IIAP, desde 2017, registra el comportamiento del aguajal de Quistococha en su estación “Sitio de Monitoreo Intensivo de Carbono – Quistococha (SMIC-Q)”, mediante el uso de sensores que miden los flujos de gases de efecto invernadero, como dióxido de carbono, metano y vapor de agua. Este sitio de investigación forma parte de la red internacional de monitoreo AmeriFlux.

El IIAP desarrolla esta investigación junto a instituciones como el USDAForest Service, la Universidad de Missouri, la Universidad de Minnesota y Arizona State University, entre otras.

Más información en wood_articulo_2025.pdf