Columna de opinión | Arequipa y su historia volcánica
Nota InformativaPor Marco Rivera, investigador científico del IGP

Fotos: IGP
6 de agosto de 2024 - 10:50 a. m.
Arequipa, la segunda ciudad más poblada del país está rodeada por los volcanes Chachani, Misti y Pichu Pichu, y asentada netamente sobre depósitos volcánicos. De estos macizos, el Misti es considerado como un volcán activo y de acuerdo con crónicas pasadas, generó en el siglo XV una erupción explosiva moderada que expulsó cenizas, material que aún es visible en los distritos de Alto Selva Alegre y Miraflores. Sin embargo, hace 2000 años, el Misti experimentó una erupción mucho más explosiva que no solamente generó la emisión de un gran volumen de cenizas y piedras pómez que cubrieron el área que ocupa actualmente la ciudad de Arequipa, sino que también produjo flujos piroclásticos o incandescentes que descendieron por las principales quebradas que drenan con dirección a la ciudad.
El Chachani, por su parte, es un volcán relativamente antiguo, cuya última erupción ocurrió hace aproximadamente 14 mil años. Su actividad interna, analizada a través de su sismicidad, está vinculada principalmente a procesos de fractura de rocas, y es inferior a la que se observa en el Misti. A la fecha, en ambos volcanes no se observa actividad que esté vinculada a una eventual reactivación en el corto o mediano plazo.
Hay un aspecto evidente con relación a Arequipa y sus volcanes: un número importante de pobladores viven en sus áreas de influencia; sumado a ello, en inmediaciones de ambos volcanes existe una importante infraestructura energética (centrales hidroeléctricas de Charcani I, II, III, IV, V y VI y la central térmica de Chilina) e hídrica (represas de Aguada Blanca y El Frayle), expuestas a sufrir daños en caso ocurra una erupción.
Es por ello que es indispensable realizar investigaciones y vigilar el comportamiento de ambos volcanes, en tiempo real y de forma permanente. Esta labor la efectúa el Instituto Geofísico del Perú (IGP,) como institución de investigación y su monitoreo del Centro Vulcanológico Nacional (CENVUL), con sede en Arequipa. La vigilancia geofísica permanente y en tiempo real del Misti se inició en 2005; en el caso del Chachani, en 2018. Gracias a ese monitoreo constante, el IGP está en la capacidad de identificar señales relacionadas a su posible despertar.
La mejor barrera de protección contra los desastres de origen volcánico es la prevención basada en la investigación científica y el monitoreo volcánico. El IGP continuará vigilando ambos volcanes y seguirá realizando investigaciones que permitan dilucidar el funcionamiento interno de cada volcán, siempre con la consigna de seguir haciendo «ciencia para protegernos, ciencia para avanzar».
Columna de opinión publicada en el diario Correo Arequipa