Columna de opinión | El estudio de las cenizas volcánicas
Nota InformativaPor: David Valdivia, vulcanólogo del IGP

Fotos: IGP
5 de setiembre de 2023 - 11:18 a. m.
El volcán Sabancaya, en la provincia arequipeña de Caylloma, y el volcán Ubinas, en la provincia moqueguana de General Sánchez Cerro, están actualmente en proceso eruptivo. La actividad explosiva de ambos volcanes es de tipo vulcaniana, la cual se caracteriza por la generación de explosiones volcánicas acompañadas por la eyección de proyectiles balísticos (bloques de roca incandescentes) y la emisión de tefras como lapilli y ceniza, esta última de tamaño menor a 2 mm.
Cuando ocurre una explosión o una emisión de cenizas, estas partículas son expulsadas hacia la atmósfera y dispersadas por los vientos a varios kilómetros de distancia. En el caso de explosiones considerables o emisiones continuas de ceniza, estas partículas pueden comenzar a caer en forma de lluvia en zonas pobladas. Si la población tiene contacto con las cenizas, puede experimentar afecciones respiratorias, oculares, digestivas o dermatológicas.
También son vulnerables la agricultura y la ganadería, actividades que se desarrollan en torno al Sabancaya y el Ubinas. Por ejemplo, en el caso del volcán Ubinas, finas capas de cenizas se han asentado sobre las hojas de diversos cultivos próximos al volcán, lo que impide el proceso de fotosíntesis y el desarrollo completo de la planta.
Otro fenómeno que sucede con la ceniza es la removilización, proceso que se genera por la acción del viento que impera en inmediaciones de los volcanes Ubinas y Sabancaya. Esto provoca que la ceniza se suspenda en el ambiente y sea transportada de nuevo hacia los centros poblados. La removilización de cenizas puede suceder en simultaneo con la caída de ceniza ligada a las explosiones o, incluso, después de varios meses o años de culminada la erupción del volcán.
En el Instituto Geofísico del Perú (IGP), venimos implementando el monitoreo y estudio de la ceniza expulsada en las actuales erupciones del Ubinas y Sabancaya. Para ello, estamos instalando recolectores de ceniza con la finalidad de cuantificar su espesor, además de realizar estudios del tamaño, forma y composición química de las partículas. Estos datos nos permiten analizar el nivel de afectación al cual está expuesta la población, además de conocer características del comportamiento dinámico de ambos volcanes.
Así, con el monitoreo permanente de los volcanes y el desarrollo de diversas investigaciones, el IGP viene contribuyendo con la gestión del riesgo volcánico, con el objetivo de seguir haciendo «ciencia para protegernos, ciencia para avanzar».
Columna de opinión publicada en el diario Correo Arequipa