Cenizas volcánicas: estudio y monitoreo

Nota Informativa

Fotos: IGP

Unidad Funcional de Comunicaciones

29 de enero de 2020 - 4:34 p. m.

Por Ivonne Lazarte, Vulcanóloga-IGP

La ceniza volcánica está constituida de partículas finas de magma pulverizado (vidrio volcánico, cristales) y fragmentos de roca menores de 2 mm de diámetro; su composición y apariencia son muy variadas, siendo incluso diferentes de un mismo volcán a lo largo de sus procesos eruptivos. Su color puede ser desde el tono gris claro hasta el negro intenso.

Los volcanes peruanos se caracterizan por emitir cenizas, gases y, eventualmente, bloques balísticos o incandescentes. En las explosiones, las partículas más grandes caen cerca del volcán, mientras que las partículas más finas son dispersadas por los vientos a decenas o cientos de kilómetros, en algunos casos, bloqueando la luz solar, reduciendo la visibilidad.

En 2019, durante las crisis eruptivas de los volcanes Sabancaya y Ubinas, las poblaciones y el medio ambiente alrededor de ambos volcanes se han visto afectados por la ceniza volcánica. Estas provocan en los residentes males respiratorios, infecciones oculares, irritación cutánea, entre otras afecciones. Con relación a los cultivos, la ceniza se asienta en las hojas de las plantas y forma láminas finas que impiden el proceso de fotosíntesis y, por ende, el desarrollo o crecimiento. El ganado vacuno, auquénido y bovino consume forraje impregnado con ceniza, lo que genera el desgaste de sus dientes y problemas gastrointestinales. Los bofedales y las fuentes de agua próximos a los volcanes, utilizados para el riego de cultivos y el consumo del ganado e incluso de la población, también resultan contaminados.

Al ser el peligro volcánico más recurrente en las erupciones volcánicas, el Instituto Geofísico del Perú (IGP), a través del Centro Vulcanológico Nacional (CENVUL), monitorea de cerca la dispersión, características e impacto de las cenizas. Este trabajo involucra actividades como el empleo de un modelo numérico para simular el transporte, dispersión y depósito de cenizas con ayuda del software Ash3d. Los resultados obtenidos en tiempo real se emplean en la elaboración de alertas que son enviadas al INDECI, a los gobiernos locales y regionales, además de la población.

La vigilancia que realiza el IGP respecto a la dispersión de las cenizas es también clave para la navegación aérea nacional e internacional. Tras ocurrir la expulsión de cenizas, se analiza la altura de la columna eruptiva y la dirección de desplazamiento. Instituciones como CORPAC en Perú y el Centro de Avisos de Cenizas Volcánicas de Buenos Aires (VAAC, por sus siglas en inglés) reciben la información en tiempo real para conocer si las cenizas tendrán influencia en aeropuertos o en rutas de vuelo. El trabajo de monitoreo de la dispersión e impacto de las cenizas que realiza el IGP es clave en la gestión del riesgo volcánico, lo que responde al lema de «Ciencia para protegernos, Ciencia para avanzar».