Reflexiones sísmicas: La historia del pasado trazando un camino hacia el futuro

Hoy, en un día como este, deberíamos tomarnos más de un minuto para observar nuestro entorno y plantearnos algunas preguntas: ¿Ha sido adecuado el crecimiento de nuestra ciudad? ¿Se han tenido en cuenta las normas de construcción? Hoy se conmemoran 53 años desde aquel triste día en el que un terremoto de magnitud M7.9 sacudió las regiones de La Libertad, Áncash y Lima, dejando una huella imborrable en la memoria colectiva. Este fenómeno que tuvo un efecto devastador debido a que las ciudades y la población no estaban preparadas para servir esta experiencia.

 

Era el año 1970, y a las 3:23 de la tarde, la Cordillera Blanca tembló con una fuerza tal que provocó la caída de un enorme bloque de hielo, desencadenando la avalancha de aproximadamente 40 millones de metros cúbicos de lodo, hielo y rocas que en tan solo 3 minutos sepultaron la ciudad de Yungay.

 

Han pasado más de cinco décadas y aún desconocemos con exactitud el número de personas que perdieron la vida en esta tragedia. Familiares y seres queridos de las víctimas aún no han podido rendirles un último adiós. Solo un reducido grupo de alrededor de 300 sobrevivientes ha sido testigo de escenas que nunca deberían haberse repetido, pero que parecen no haber servido de lección para nadie.

 

Para el Dr. Hernando Tavera, presidente ejecutivo del Instituto Geofísico del Perú, comenta que, tras estos sucesos, las ciudades del Callejón de Huaylas se han reconstruido prácticamente de la misma manera y en los mismos lugares de alto riesgo para sismos, lluvias, aludes e inundaciones causadas por las lagunas de la Cordillera Blanca.

 

“A lo largo del tiempo, los avances científicos han permitido mejorar nuestra capacidad de pronosticar la ocurrencia de sismos. En el caso de Perú, contamos con redes de monitoreo que registran el desplazamiento de la placa de Sudamericana sobre la de Nazca; lo cual nos ha permitido identificar un alto nivel de acoplamiento sísmico frente a la costa central del país, que podría generar un sismo de magnitud M8.8 similar a uno ocurrido en el año 1746. Sin embargo, más allá de preocuparnos por la posibilidad de un sismo, es crucial cuestionarnos la seguridad de nuestras ciudades y cómo han crecido a lo largo del tiempo.” 

 

Desde el Ministerio del Ambiente (MINAM) a través del IGP, continuaremos promoviendo una cultura sísmica y una cultura de prevención. Nos comprometemos a enseñar desde las escuelas, a participar en ferias y campañas, con el objetivo de generar conocimiento científico que nos proteja y nos impulse hacia el futuro.