IGP realiza estudios en suelos de Apurímac tras rajaduras en paredes de viviendas
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26 de marzo de 2018 - 9:44 a. m.
El agrietamiento de algunas viviendas e instituciones educativas han alertado a los pobladores de las comunidades de Antuyo y Curanco, es por ello que solicitaron al gobierno regional de Apurímac que se realice una inspección técnica para determinar el origen de estos agrietamientos.
Las comunidades de Antuyo y Curanco, se ubican en el distrito de Tambobamba, provincia de Cotabambas, región Apurímac, a una altura promedio de 4022 metros; ambos cuentan con 190 y 120 pobladores respectivamente.
En base a lo sucedido en estas dos localidades, el gobierno regional de Apurímac solicitó al Instituto Geofísico del Perú – IGP, realizar la evaluación geológica, geodinámica, geotécnica y geofísica de las comunidades de Antuyo y Curanco. Por ello, 7 especialistas del IGP viajaron a dichas comunidades, con la finalidad de determinar el origen de los agrietamientos que afectan las viviendas de los pobladores.
Segundo Ortiz y Jossimar Ramos, especialistas del IGP, comentaron que los agrietamientos de las viviendas se originaron por la mala calidad de los suelos, aunado a los efectos de eventos geodinámicos en la zona.
Los eventos geodinámicos tuvieron como factores detonantes: las precipitaciones pluviales y fuerzas externas (sismos o vibraciones), que podrían estar generando movimientos en masa, que afectan la seguridad física de las viviendas de los pobladores.
Cabe precisar que, los estudios realizados son: el cartografiado geológico (sirve para determinar la litología de la zona), geomorfológico (determina las formas de relieve de la zona), geodinámico (para inventariar y delimitar algunos peligros de origen geológico que puedan estar afectando la seguridad física de los pobladores) y estudio geotécnico, que consistió en elaborar calicatas y obtener muestras de suelos para conocer las propiedades físicas y la capacidad portante de estos.
Asimismo, se realizó estudios de ingeniería geofísica (refracción sísmica y tomografía eléctrica) que permitieron estimar los tipos de materiales del subsuelo y la profundidad del agua subterránea, respectivamente. Finalmente, se tomaron datos de vibración natural del suelo, para conocer la frecuencia predominante del suelo y detectar problemas de amplificación en estos materiales.