Columna de Opinión: La importancia de los sismos
Nota InformativaPor Rossmary Pinto Chávez, investigadora científica del IGP

Fotos: IGP
21 de agosto de 2022 - 9:30 a. m.
Cuando pensamos en nuestro planeta Tierra, la imaginamos lleno de oxígeno, tierras fértiles y bastos océanos. Un planeta lleno de vida que nos brinda todas las comodidades para poder habitar en ella. Pero, estar viva es sinónimo de ocurrencia de sismos y erupciones volcánicas, ocurriendo ambos procesos en mayor número en el borde occidental de América del Sur y, por ende, en el Perú.
Nuestro país está ubicado en la zona conocida como Cinturón de Fuego del Pacífico como producto de la convergencia de las placas de Nazca y sudamericana. Por ello, es claro que habitamos en un país dinámicamente activo; es decir, siempre ocurrirán sismos y no podemos evitarlos. Sin embargo, sí podemos reducir el riesgo de la población después de una adecuada educación.
Asimismo, es importante mencionar que, si la Tierra dejara de generar sismos, el primer indicativo sería que su manto terrestre se ha enfriado afectando a la distribución de temperaturas, campo magnético y eléctrico, para tener al final un planeta muerto y afectado por los cambios atmosféricos, radiación solar y con la posibilidad de dejar de girar en torno a su eje, dejando de existir el día y la noche. Por lo tanto, la función que cumple el núcleo con sus elevadas temperaturas por encima de los 5 mil grados centígrados mantiene al manto en una dinámica activa con flujos de roca diluida que expanden a los fondos oceánicos y moviliza a las placas tectónicas para dar origen a la formación de cordilleras, montañas, volcanes, valles, cañones y quebradas.
Todos estos procesos se realizan dando origen a sismos de variada magnitud, siendo ellos los primeros indicadores de la dinámica activa de la superficie terrestre. Queda claro que, si no ocurrieran sismos, no habría cordilleras, cañones, nevados, glaciares y valles; es decir, el paraíso. Es así como los sismos son vitales para preservar la vida sobre la superficie de la Tierra y lo único que nos queda, es lograr convivir en armonía con todos ellos. En ese camino, en el IGP seguimos haciendo “Ciencia para protegernos, Ciencia para avanzar”.