Columna de Opinión: Humedales costeros: Ecosistemas en peligro

Nota Informativa

Fotos: IGP

Unidad Funcional de Comunicaciones

1 de febrero de 2022 - 8:00 a. m.

La costa desértica de nuestro país alberga ecosistemas frágiles y de enorme importancia para nuestras poblaciones, tales como los humedales costeros, que pueden ser de aguas salobres o aguas dulces, que incluyen manglares, estuarios, lagunas, albuferas, oasis, salinas, deltas y gramadales. La costa de la macrorregión sur también cuenta con ellos, de acuerdo a información del MINAM, en Moquegua se tiene el estuario del río Ilo y las lagunas de Chuza; en Arequipa los estuarios de los ríos Acarí, Infiernillo y Camaná (lagunas de Pucchún), los humedales de Mollendo, Punta de Bombón y Arizona, la laguna de la Irrigación Mejía (pantano Mejía), así como el Santuario Nacional Lagunas de Mejía; mientras que en Tacna tenemos el delta del río Locumba, el estuario Los Baños, la laguna de Pampa Alta, y los humedales de Ite.

Todos ellos son hábitat de numerosas especies de flora y fauna -especialmente de aves migratorias-, y brindan a las poblaciones que habitan dentro o cerca de ellos, agua, alimentos, combustible, forraje, madera, además de ser zonas de interés turístico. Asimismo proporcionan servicios esenciales para la vida sirviendo de barrera natural ante eventos extremos como precipitaciones intensas o tsunamis, estabilizando y reteniendo los nutrientes del suelo, regulando y controlando los flujos de agua y constituyendo importantes sumideros de carbono, entre otros.

Sin embargo, al ubicarse en una zona transicional entre ambientes acuáticos y terrestres, son por naturaleza de una fragilidad inherente, situación agravada por el desarrollo no planificado de actividades como la extracción no controlada de sus recursos, la agricultura y la ganadería a diferentes escalas, así como por la urbanización creciente que no sigue criterios técnicos de ocupación del territorio que termina degradando dichos ecosistemas. Además, debido a su relativo pequeño tamaño y escasa capacidad de adaptación, son sumamente susceptibles a los efectos del cambio climático, como el calentamiento y la acidificación del océano, una mayor frecuencia de las olas de calor marinas, y la elevación del nivel del mar.

Un gran obstáculo para luchar contra estos peligros es la falta de información y monitoreo que permita hacer un seguimiento cercano de la situación de los humedales costeros. A pesar de su importancia y su cercanía a nuestras principales ciudades, es relativamente poco lo que conocemos sobre ellos, tanto desde el punto de vista geofísico y biológico (como su delimitación, antigüedad y origen geológico, comportamiento e interacción entre especies, etc.), como desde el punto de vista socioeconómico y cultural (instalaciones antrópicas existentes, nivel y tamaño de las actividades productivas, sistemas de derechos de propiedad, etc.). En el país se vienen desarrollando avances para el fortalecimiento de la institucionalidad que permita proteger los ecosistemas, gracias a agendas nacionales sobre el cambio climático y la diversidad biológica, sin embargo, para hacerlas efectivas es necesario el compromiso conjunto de autoridades regionales y locales, instituciones técnico-científicas y universidades, pero también de colectivos sociales como asociaciones de pescadores y extractores, que permitan un camino hacia la gobernanza ambiental de los humedales costeros. En este camino, el IGP hace ciencia para protegernos y ciencia para avanzar.