Columna de Opinión: El IGP frente a las tormentas solares

Nota Informativa
Por Karim Kuyeng, investigadora científica del IGP

Fotos: IGP

Unidad Funcional de Comunicaciones

20 de abril de 2021 - 9:38 a. m.

Las tormentas solares son gigantescas explosiones que ocurren en el Sol. Estos eventos liberan radiación electromagnética y partículas energéticas hacia el sistema solar. Al impactar con las capas externas de la Tierra, pueden afectar nuestras tecnologías como nuestros sistemas de telecomunicaciones, redes de suministro de energía y otros sistemas tecnológicos, de los cuales las actividades humanas son cada vez más dependientes. Por ello, el estudio de estas tormentas es de vital importancia y se vienen realizando en distintos centros de investigación a nivel internacional que buscan conocer más sobre el clima espacial y las causas de estos fenómenos solares.
Agencias como la NASA vienen desarrollando tecnologías de última generación para realizar este tipo de estudios y conocer más de cerca sobre el comportamiento del Sol y así predecir, de alguna manera, las tormentas y vientos solares.
Nuestro país se suma a este esfuerzo internacional a través del Instituto Geofísico del Perú (IGP) donde se vienen realizando observaciones del Sol, utilizando para ello su gran radar ionosférico instalado en el Radio Observatorio de Jicamarca ubicado en el distrito de Lurigancho-Chosica.
Con este potente radar, el IGP viene realizando diferentes experimentos para realizar observaciones del Sol durante febrero y octubre, meses en que el Sol pasa exactamente por encima de nuestro radar. Con la información adquirida se busca analizar —utilizando señales de radiofrecuencia— las variaciones que ocurren en el Sol antes de la ocurrencia de una tormenta geomagnética solar.
Las tormentas solares pueden dañar a los sistemas satelitales que orbitan el planeta Tierra causando fallas o interrupción de las comunicaciones telefónicas, GPS o del internet. Asimismo, pueden afectar directamente equipos eléctricos y electrónicos en la superficie, así como trasformadores de alta potencia que pueden quedar deshabilitados dejando a ciudades sin energía. Ejemplo de ello, fue la gran tormenta solar del 13 de marzo de 1989 que sobresaturó la planta de transporte de energía eléctrica de Hydro-Québecuna, en Quebec, Canadá, ocasionando un apagón de nueve horas en diferentes ciudades y dejando en la oscuridad a millones de personas.
Las tormentas solares tienen una periodicidad de 11 a 12 años; sin embargo, un evento solar de gran magnitud puede ocurrir en cualquier momento. Por ello, el IGP sigue trabajando en el estudio del clima espacial y los fenómenos solares. Si nuestros proyectos tienen éxito, seremos una de las primeras instituciones en realizar estudios sobre el comportamiento del Sol y sus efectos aplicando técnicas de radar desde la Tierra. Con ello se cumplirá una vez más el objetivo de nuestro lema en el IGP: Ciencia para avanzar, ciencia para protegernos.