Memorias de un sismo que volverá a ocurrir

Nota Informativa

Fotos: IGP

Unidad Funcional de Comunicaciones

23 de junio de 2020 - 6:36 p. m.

Por: Dr. Hernando Tavera

Presidente ejecutivo del IGP

Arequipa, sábado 23 de junio de 2001. Eran las 3:33 p. m., cuando un súbito, inadvertido e intempestivo sismo sacudió la región sur de nuestro país. Un terremoto de magnitud M8.2 ocurría a 82 km al noroeste de la localidad de Ocoña en Arequipa y producía niveles de sacudimiento del suelo equivalentes a intensidades de VIII en la escala de Mercalli (MM) en las regiones de Arequipa, Moquegua y Tacna.

La energía liberada en el sismo del 23 de junio de 2001 se propagó particularmente en dirección sureste, es decir, hacia Moquegua y Tacna; por ello, los mayores daños se produjeron en viviendas de los pueblos jóvenes El Siglo y San Francisco en Moquegua y en los distritos de Alto de la Alianza y Ciudad Nueva en Tacna, debido a la precariedad de las construcciones y la mala calidad de los suelos.

Diversas investigaciones realizadas por el Instituto Geofísico del Perú (IGP) indicaban desde antes de 2001 que en la costa sur del Perú se venía acumulando energía desde el año 1868, fecha en la que ocurrió el último de los grandes terremotos que afectó toda esta región. De acuerdo a este conocimiento, se sabía que el sismo que pudiera ocurrir podría alcanzar una magnitud cercana a M8.5. Sin embargo, después del sismo de 2001, se llegó a la conclusión de que este no era el evento repetitivo de 1868.

¿Qué significa ello? El sismo de junio de 2001 liberó aproximadamente el 70 % de la energía acumulada desde 1868; por lo tanto, resta un 30 % de energía por liberarse frente a las costas de Moquegua y Tacna. Sumado a ello, hay que mencionar que en la región norte de Chile tampoco ocurre un sismo importante desde el año 1877.

¿La población es consciente de esta situación? Por múltiples razones es posible que quienes viven en el sur del Perú hayan olvidado los sucesos de 2001 y quizás sigan pensando que los grandes sismos no existen, que la ciencia es alarmista al recordarles continuamente que el Perú es un país sísmico por excelencia y que los sismos son cíclicos, que volverán a ocurrir con igual o mayor magnitud. Lo que acompaña este olvido es el hecho que la población se incrementó y que las ciudades crecieron con viviendas construidas con materiales inadecuados y en suelos que no son competentes, es decir, nosotros mismos hemos construido ciudades cada vez más vulnerables a los sismos.

Con el objetivo de evitar víctimas, el Estado Peruano ha encargado al IGP hacer realidad el Sistema de Alerta de Sismos (SASPe) en los años 2020 y 2021. Este sistema es clave, pero solo será exitoso si la población aprende sobre lo sucedido, sigue las recomendaciones del INDECI y se educa con la información sísmica oficial brindada por el IGP. En el Instituto Geofísico del Perú estamos comprometidos en generar sistemas que salvaguarden la vida de la población, y así seguir haciendo «Ciencia para Protegernos, Ciencia para avanzar».