Columna de Opinión |Sabancaya: el salto a alerta naranja

Nota Informativa
Por: Riky Centeno, investigador científico del IGP
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Fotos: IGP

Unidad Funcional de Comunicaciones

30 de setiembre de 2025 - 3:11 p. m.

El pasado 13 de septiembre de 2025, a las 4:25 de la tarde, el volcán Sabancaya protagonizó un evento que transformó el panorama volcánico del sur del Perú. Una explosión de magnitud inusual generó una columna eruptiva superior a 5 kilómetros de altura, acompañada por un fenómeno no visto en años recientes: flujos piroclásticos descendiendo por sus laderas.

Desde el Centro Vulcanológico Nacional del IGP, el nivel de alerta se elevó de amarillo a naranja. Esta decisión fue bien fundamentada. Los flujos piroclásticos —avalanchas de rocas, gases y ceniza a altas temperaturas— alcanzaron hasta 1.6 kilómetros desde el cráter, dirigiéndose hacia los sectores noroeste, norte y noreste del volcán.

La ceniza se dispersó hacia el oeste, sur y sureste, en dirección de los distritos como Huambo y Huanca en un radio superior a 20 kilómetros. Aunque el Valle del Colca no era afectado por la caída directa de ceniza, el mensaje es claro: el Sabancaya ingresaba a una nueva fase de su proceso eruptivo iniciado en noviembre de 2016.

La elevación del nivel de alerta de amarillo a naranja amplía el radio de seguridad de 6 a 12 kilómetros. Esta medida es preventiva en salvaguarda de la población. Los flujos piroclásticos constituyen uno de los fenómenos volcánicos más letales, y aunque fueron relativamente pequeños en este caso, su mera presencia indica que el volcán está liberando energía con mayor intensidad.


Asimismo, se destaca que la población está tan bien sensibilizada que incluso protege los equipos de monitoreo instalados en la región. Esto refleja años de trabajo conjunto entre científicos, autoridades y comunidades, un ejemplo de cómo la educación y la comunicación efectiva salvan vidas.


El Sabancaya, que pronto cumplirá nueve años de actividad eruptiva continua, nos recuerda que convivir con volcanes activos exige vigilancia constante, respeto a las zonas de exclusión y, sobre todo, mantenerse informado a través de fuentes oficiales como el IGP. Todos los detalles del evento y actividad inusual actual del volcán fueron documentados en alertas y reportes oportunos para la pronta toma de decisiones por parte de las autoridades locales y regionales.


La alerta naranja no debe causar pánico, sino promover una precaución responsable. Los volcanes siguen su propia dinámica interna, y el Sabancaya acaba de demostrar que su actividad no es la misma de antes. Desde el IGP realizamos ciencia para protegernos, ciencia para avanzar.
Columna de opinión publicada en el diario Correo Arequipa