Columna de opinión | Sabancaya y el rol del IGP en su vigilancia
Nota InformativaPor: Erick Soto Castillones, Centro Vulcanológico Nacional del IGP

Fotos: IGP
19 de setiembre de 2025 - 11:47 a. m.
El pasado 13 de septiembre de 2025, el volcán Sabancaya volvió a recordarnos que es un coloso activo. Ese día, una explosión generó una columna eruptiva que superó los cinco kilómetros de altura, acompañada de flujos piroclásticos que descendieron por sus flancos. La ceniza se dispersó a más de 20 kilómetros, afectando estancias, pastizales y poblaciones del valle del Colca. Ante este escenario, el Instituto Geofísico del Perú (IGP), a través del Centro Vulcanológico Nacional (CENVUL), elevó el nivel de alerta de amarillo a naranja.
El Sabancaya, segundo volcán más activo del Perú, nos recuerda que habitamos en un territorio dinámico, donde la naturaleza impone sus propios ritmos. Por ello, el monitoreo y la vigilancia resultan indispensables. Durante este episodio, los equipos del IGP registraron sismos asociados al ascenso de magma y fracturamiento de rocas, además de emisiones de gases y vapor. Estos datos se obtienen en tiempo real gracias a estaciones sísmicas, cámaras, sensores geoquímicos y sistemas satelitales. Así, la ciencia permite comprender la dinámica interna del volcán y anticipar posibles escenarios eruptivos.
La vigilancia no se limita a los periodos de mayor actividad. Se trata de una labor continua que combina ciencia, tecnología y compromiso. La misión del IGP es prever situaciones de riesgo, producir información confiable y ponerla al servicio de la población y de las autoridades. Cada boletín y cada alerta representan un esfuerzo conjunto orientado a salvar vidas y reducir impactos.
Hoy, con el Sabancaya en nivel de alerta naranja, el mensaje es claro: la población debe mantener la calma, respetar el perímetro de seguridad de 12 kilómetros alrededor del cráter y seguir únicamente la información oficial que emite el IGP. La prevención es una tarea compartida; la ciencia cumple su función cuando se traduce en acciones concretas de protección.
El Sabancaya seguirá activo. Sin embargo, el país cuenta hoy con un sistema de vigilancia robusto, liderado por el IGP y su CENVUL, que garantiza información científica de calidad para la toma de decisiones. Cada episodio eruptivo nos recuerda la importancia de fortalecer la investigación y la vigilancia permanente.
El compromiso del IGP es firme: proteger a la población y aportar al desarrollo del país con conocimiento científico. Frente a los retos que impone la naturaleza, la ciencia es nuestra mejor aliada. Por ello reafirmamos con convicción nuestro lema: ciencia para protegernos, ciencia para avanzar.
Columna de opinión publicada en el diario El Peruano