Columna de Opinión | Sabancaya: menos fuego, más ciencia

Nota Informativa
Por: Riky Centeno, investigador científico del IGP
1

Fotos: IGP

Unidad Funcional de Comunicaciones

5 de agosto de 2025 - 11:13 a. m.

Mientras el volcán Sabancaya atraviesa un periodo de aparente calma tras más de ocho años de constante emisión de cenizas y gases, los científicos aprovechan esta pausa para investigar lo que ocurre bajo tierra. Lo que están descubriendo sobre este gigante de los Andes y sus vecinos, como el volcán Hualca Hualca, y que está transformando nuestra comprensión del riesgo volcánico en el sur del Perú.

Un estudio geofísico reciente, próximo a publicarse, ha utilizado la técnica de magnetotelúrica —una especie de “radiografía” de la Tierra— y ha logrado observar por primera vez el interior del Sabancaya. Los resultados son sorprendentes: bajo el Hualca Hualca, a profundidades de entre 11 y 18 kilómetros, existe un gran reservorio de magma conectado mediante conductos subterráneos a una cámara más pequeña y superficial directamente debajo del Sabancaya.

Estos hallazgos cambian la forma en que entendemos este complejo volcánico. Ya no se trata de un solo volcán, sino de un sistema interconectado que se extiende por decenas de kilómetros. Los sismos que durante años se registraban lejos del cráter y parecían no tener relación con las erupciones, ahora se interpretan como parte de la dinámica interna del sistema, que constantemente se presiona, se expande y se reajusta.

Estudios geológicos recientes también han revelado que el Hualca Hualca, considerado inactivo, tuvo una intensa historia eruptiva. Hace apenas 164 mil años —muy poco en tiempo geológico— protagonizó una erupción mayor y un colapso que dio origen al gran anfiteatro volcánico visible hoy. Además, análisis geoquímicos de las lavas indican que Sabancaya, Hualca Hualca y Ampato comparten una misma fuente magmática profunda, aunque cada uno manifiesta características propias en su ascenso hacia la superficie.

El monitoreo satelital, que detecta deformaciones del terreno con precisión milimétrica, ha confirmado que entre 2014 y 2017 la zona del Hualca Hualca se elevó hasta 20 centímetros, respaldando la presencia de esa gran cámara magmática profunda.

Estos avances no son solo datos científicos, sino herramientas fundamentales para la gestión del riesgo volcánico. Entender cómo funciona realmente este sistema mejora nuestra capacidad para interpretar señales de alerta y actuar a tiempo.

Hoy, mientras el volcán Sabancaya reduce su actividad, la ciencia avanza. Es una oportunidad invaluable para conocer mejor los volcanes del sur y proteger a quienes viven cerca de ellos. IGP: ciencia para protegernos, ciencia para avanzar.

Columna de opinión publicada en el diario Correo Arequipa