Columna de opinión | El “volcán más pequeño del mundo”: ¿qué encontramos realmente?
Nota InformativaPor katherine Vargas, investigadora científica del IGP

Fotos: IGP
15 de julio de 2025 - 10:15 a. m.
El jueves 10 y viernes 11 de julio, un equipo del Instituto Geofísico del Perú (IGP) se desplazó hasta la comunidad campesina de Songoña, en el distrito de San Pablo (provincia de Canchis, Cusco), para inspeccionar un curioso fenómeno que ha captado gran atención en medios y redes sociales: el llamado “volcán más pequeño del mundo”.
La visita se realizó con el valioso apoyo de la municipalidad local, autoridades comunales y pobladores. Iniciamos nuestra jornada antes del amanecer, a las 5 a.m., realizando mediciones térmicas que confirmaron que el material expulsado por el montículo estaba a temperatura ambiente. Según los relatos de los comuneros, esta estructura comenzó a formarse en noviembre de 2024 y su forma cónica se ha vuelto más notoria en los últimos tres meses.
¿Estamos ante un volcán? La respuesta es no. Lo que observamos en San Pablo es lo que se denomina un volcán de lodo, una estructura que se forma cuando gases del subsuelo ascienden y, en su camino hacia la superficie, arrastran sedimentos arcillosos mezclados con agua subterránea. Aunque su forma —con cráter central incluido— se asemeja a la de un volcán tradicional, no hay presencia de magma, lava, ceniza ni altas temperaturas.
La confirmación de que no se trata de un volcán activo es una buena noticia. Si lo fuera, el lugar representaría un riesgo por la posible emisión de gases tóxicos, ceniza o material incandescente, lo cual haría necesario restringir el acceso. En la región Cusco, el único volcán con ese potencial es el Quimsachata, donde el IGP inició un monitoreo temporal en noviembre de 2024. A futuro, se prevé instalar allí una red de vigilancia permanente, como las que actualmente operan en el Misti, el Ubinas y otros once volcanes monitoreados en tiempo real en el país.
Durante la inspección científica, se tomaron muestras del material emitido, se midieron parámetros como pH, conductividad y sólidos disueltos, y se utilizaron drones junto a equipos GPS de precisión para elaborar un modelo 3D del montículo. Esta información nos permitirá observar su evolución en los próximos meses. Además, el viernes se realizó una charla pública en el teatrín municipal, donde se explicó a autoridades y ciudadanía las diferencias entre un volcán activo y este fenómeno natural.
Los resultados del análisis de laboratorio permitirán evaluar si hay algún tipo de afectación en los suelos o en fuentes de agua cercanas. Esta información será incluida en un informe técnico que compartiremos con las autoridades locales.
Queremos destacar y agradecer la cálida acogida de los pobladores de San Pablo, quienes no solo colaboraron activamente con nuestras labores, sino que también compartieron sus observaciones, preguntas e incluso sus rituales en honor a la Pachamama. Su genuino interés por comprender el fenómeno es una muestra de que la ciencia y el conocimiento deben llegar a todos los rincones del país. Esa es nuestra misión en el IGP: hacer ciencia para protegernos, para avanzar y para entender mejor nuestro territorio.
Columna de opinión publicada en el diario Correo Arequipa