Columna de Opinión | La geofísica, una aliada estratégica para conservar la vida
Nota InformativaPor: Alejandra Martínez, investigadora científica del IGP

Fotos: IGP
23 de mayo de 2025 - 10:21 a. m.
Cuando se habla de diversidad biológica, el debate suele centrarse en especies emblemáticas, ecosistemas amenazados o medidas de protección legal. Sin embargo, detrás del tejido vivo que sostiene la vida en la Tierra hay una dimensión menos visible, pero igualmente esencial: la geofísica. Esta disciplina, que estudia los procesos físicos que gobiernan el funcionamiento del planeta, es una herramienta estratégica para comprender, anticipar y enfrentar los desafíos que amenazan la diversidad biológica.
La conservación no puede ser efectiva si ignora las dinámicas del entorno físico en el que los ecosistemas se desarrollan. Las migraciones de aves, el crecimiento de los bosques o la permanencia de humedales no solo dependen del comportamiento de las especies, sino también de variables como la temperatura del aire, la disponibilidad de agua subterránea, la dinámica de sedimentos o la recurrencia de eventos extremos como lluvias intensas, inundaciones o sequías. Es allí donde la geofísica cobra un rol clave: permite estudiar estas dinámicas desde una perspectiva integrada, generando evidencia científica sobre los procesos que condicionan la existencia y resiliencia de los ecosistemas.
En un contexto de cambio climático, el rol de la geofísica se vuelve aún más crucial. La modelación numérica permite proyectar escenarios futuros y evaluar el impacto de eventos como El Niño o la desoxigenación del océano sobre hábitats sensibles, e identificar y estudiar las interacciones entre la atmósfera y la hidrósfera y su relación con los seres vivos. Estas son herramientas indispensables para orientar decisiones de conservación basadas en evidencia. Además, la geofísica aporta un enfoque interdisciplinario que favorece el diálogo entre las ciencias naturales y sociales. En lugar de ver la biodiversidad como una entidad separada del entorno humano, permite entenderla como parte de un sistema complejo, donde lo físico, lo biológico y lo social se interrelacionan. Este enfoque es fundamental para abordar la conservación de manera más justa, participativa y efectiva.
Incorporar la geofísica en las políticas de conservación no es solo una necesidad técnica, sino una apuesta ética. Significa reconocer que proteger la vida requiere conocer a fondo el planeta que la sustenta, apostar por una conservación inteligente capaz de anticiparse al riesgo, adaptarse al cambio y garantizar la continuidad de los ecosistemas y los servicios que proveen. Porque conservar la biodiversidad es, en última instancia, conservar las condiciones que hacen posible la vida en todas sus formas. IGP, ciencia para protegernos, ciencia para avanzar.
Columna de opinión publicada en el diario El Peruano