Columna de Opinión |Geofísica y humedales: una conexión vital

Nota Informativa
Por Alejandra Martínez, investigadora científica del IGP
humedales

Fotos: IGP

Unidad Funcional de Comunicaciones

4 de abril de 2025 - 4:17 p. m.

Cuando pensamos en humedales costeros, solemos imaginar fauna, vegetación y agua en movimiento. Sin embargo, poco se habla de la otra mitad que sostiene estos ecosistemas: la componente abiótica, aquella que no tiene vida, pero que determina la vida. Agua, sedimentos, dinámica costera, temperatura del aire, clima, suelos. Esta dimensión, muchas veces invisible, es el foco del trabajo del Instituto Geofísico del Perú (IGP), del Ministerio del Ambiente (MINAM) que aporta una mirada imprescindible para comprender y proteger nuestros ecosistemas costeros.


La geofísica nos permite estudiar los procesos que moldean el territorio: desde cómo las lluvias intensas modifican la estructura de un estuario, hasta cómo la erosión, los movimientos del subsuelo o la disponibilidad de sedimentos afectan el equilibrio de un humedal. En un contexto de cambio climático y eventos como El Niño, estas dinámicas son cada vez más intensas y frecuentes. Por eso, investigar la base física y geodinámica de los humedales es clave para anticipar riesgos y tomar mejores decisiones.


Un ejemplo concreto es el trabajo que viene realizando el IGP en Piura, donde humedales como el estuario de Virrilá, los manglares de Vice y el humedal urbano Santa Julia están siendo analizados no solo desde su biodiversidad, sino también desde la estructura de los suelos, geomorfológica y dinámica climática. Estos estudios permiten identificar factores de riesgo, proponer estrategias de conservación y contribuir a la gestión territorial desde una perspectiva científica y técnica.


Además, la geofísica no trabaja sola. El enfoque adoptado por el IGP —en alianza con el MINAM y el MINSA— es interdisciplinario, combinando estudios de variabilidad climática, percepción social, salud pública y resiliencia urbana. En Santa Julia, por ejemplo, se ha demostrado que la pérdida de funciones abióticas del humedal —como la retención de agua o la regulación térmica— incrementa la exposición a inundaciones y olas de calor, afectando la salud de las comunidades. Proteger los humedales requiere más que voluntad: necesita información precisa sobre su funcionamiento integral. En ese sentido, la geofísica aporta una visión profunda y estratégica, al revelar cómo los procesos físicos y naturales —frecuentemente ignorados en la planificación urbana— son determinantes para el bienestar humano.

En un país como el Perú, con más de 140 humedales costeros y una presión urbana creciente, integrar la dimensión abiótica en las políticas de gestión ambiental no es un lujo: es una urgencia. La geofísica puede y debe ser un pilar de la conservación de estos ecosistemas, porque solo entendiendo el territorio desde sus cimientos podremos construir un desarrollo realmente sostenible.
“Ciencia para protegernos, Ciencia para avanzar”.

Columna de opinión publicada en el diario El Peruano