El viaje silencioso de una microalga: así se cultiva el alimento de las ostras del Pacífico y conchas de abanico en hatchery del FONDEPES
CrónicaLa entidad adscrita al Ministerio de la Producción realiza trabajos experimentales en el Centro de Acuicultura La Arena, ubicado en la provincia de Casma, en Áncash.


22 de diciembre de 2025 - 6:30 a. m.
En un ambiente que no supera los 19 °C, se cultivan las microalgas que sirven como alimento para las larvas de ostras del Pacífico y de conchas de abanico en el Centro de Acuicultura La Arena del Fondo Nacional de Desarrollo Pesquero (FONDEPES), ubicado en la bahía La Tortuga, en Casma, Áncash.
Según explica Norma Elizabeth Cabrales Pacherres, operaria de microalgas del Centro de Acuicultura La Arena, el cultivo de estos microorganismos se desarrolla en etapas sucesivas que permiten incrementar su volumen y concentración.
El proceso inicia en placas Petri con agar y nutrientes, luego se trasladan las colonias de células de microalgas hacia tubos de ensayo con agua nutrida, luego pasan a matraces a un volumen de 150 ml lo que se conoce como cultivo inicial.
Posteriormente, pasan a matraces de un litro, que forman parte de la fase intermedia. Cuando alcanzan una mayor densidad celular (células/mililitro), las microalgas se transfieren a botellas con volumen de 12 y 18 litros (cultivo final) listos para la cosecha. También se trabaja a volúmenes mayores pudiendo llegar hasta los 400 o 500 litros (cultivo masivo).
La duración de cada ciclo depende de la calidad de las microalgas presentes en el cultivo. Si este presenta una alta carga (densidad), el cultivo puede estar listo para la cosecha en solo cuatro días. De lo contrario, el proceso puede extenderse hasta seis u ocho días.
La concentración se evalúa principalmente por el color del cultivo. Los tonos más oscuros indican una mayor densidad de células. La confirmación de este indicador se obtiene mediante conteos con cámara de Neubauer, que permiten determinar cuántas microalgas hay por mililitro de agua.
Las diferencias de color entre las bombonas también responden al tiempo de siembra. Un cultivo recién iniciado presenta tonalidades claras, mientras que aquellos más oscuros, ya se encuentra listos para ser utilizado como alimento para las larvas de ostra o concha de abanico.
Para que el cultivo de microalgas tenga éxito es muy importante el tipo de nutriente (medio de cultivo) que se emplee. En el centro de acuicultura se utiliza el medio F/2 Guillard para los cultivos iniciales e intermedio y nutrientes alternativos como el Bayfolan para volúmenes finales y masivo.
Norma Elizabeth detalla que en el centro se trabajan distintas especies de microalgas. Entre ellas se encuentran la Isochrysis galbana, Diacronema lutheri, Chaetoceros calcitrans y Chaetoceros gracilis.
Cada una se incorpora en momentos específicos del desarrollo larvario: durante los primeros cinco días se suministra Isochrysis galbana junto con Diacronema lutheri; al sexto día se agrega Chaetoceros calcitrans y, desde el noveno, Chaetoceros gracilis.
La producción diaria de microalgas depende de los requerimientos del laboratorio de larvas de moluscos “hatchery”. El equipo ajusta la siembra para generar el volumen necesario.
Para Norma, observar una gota de agua de mar en el microscopio sigue siendo una experiencia fascinante. Allí descubre un universo diminuto conformado por organismos de formas estrelladas, ovaladas o alargadas, que permanecen invisibles a simple vista, pero que resultan esenciales para la alimentación de los moluscos bivalvos.

