Más de 2 mil yachachiq del proyecto Haku Wiñay/Noa Jayatai contribuyen al desarrollo de capacidades productivas y gestión de emprendimientos

El vocablo quechua “yachachiq” hace referencia al “sabio” o “maestro campesino” con conocimientos, habilidades y destrezas agropecuarias; es un personaje clave en el éxito del proyecto productivo Haku Wiñay/Noa Jayatai del Fondo de Cooperación para el Desarrollo Social (Foncodes), programa adscrito al Midis. En la actualidad 2,086 yachachiq (486 mujeres y 1600 varones), brindan capacitación y asistencia técnica a las familias usuarias en la sierra y la selva.

Utilizando la metodología de trabajo “de campesino a campesino” y durante un periodo de tres años (tiempo que dura la intervención del proyecto en cada territorio), los yachachiq ayudan a las familias rurales brindándoles capacitación y asistencia técnica en el cultivo de hortalizas (en fitotoldo y a campo abierto), cultivo de tubérculos y cereales, crianza de animales menores (cuyes, gallinas, cerdos), riego tecnificado (por aspersión y goteo), producción de abonos orgánicos (compost, biol y bocashi), mejora de la vivienda saludable (uso de cocinas mejoradas, consumo de agua segura, reciclaje de desechos), entre otros, fortaleciendo y ampliando sus capacidades agropecuarias.

Los “maestros” tienen como tarea principal enseñar o transmitir conocimientos y saberes en idiomas español, quechua, aimara, awajún, candoshi, asháninka, kukama-kukamiria, shipibo-conibo y otras lenguas nativas, sobre el uso de tecnologías productivas para que las personas que habitan en las comunidades rurales aprendan de manera práctica a mejorar la producción familiar, tener seguridad alimentaria y mejorar su economía y nivel de vida.

Del mismo modo, trabajan junto a los hogares con vocación emprendedora identificando oportunidades de emprendimientos asociativos. Los yachachiq incentivan la formación de Grupos de Interés y junto a los facilitadores financieros ayudan a la elaboración de Perfiles de Negocio. Estos grupos participan en concursos de emprendimientos y los ganadores obtienen activos productivos y financiamiento para la contratación de asistencia técnica especializada (productiva, económica-comercial, y de reforzamiento de capacidades) en los rubros pecuario, agrícola, agroindustrial, artesanía, entre otros.

El trabajo de los yachachiq responde a los enfoques de desarrollo territorial rural y de interculturalidad de Foncodes, de modo que sus servicios son culturalmente pertinentes a las particularidades de los territorios intervenidos tanto en la sierra como en la selva. Se adapta a las características productivas, técnicas, culturales y ambientales de las familias, introduciendo cambios positivos que buscan mejorar la productividad y el volumen de producción agropecuaria.

La rutina de este “maestro del campo” empieza muy temprano, se desplaza a distintas comunidades de su ámbito de acción caminando, a caballo o en moto. La población lo identifica porque lleva chaleco y gorro con los colores distintivos de Foncodes. Cada yachachiq (hombre o mujer), en promedio trabaja con 40 familias durante el primer y segundo año de ejecución, y con 100 familias durante el tercer y último año de intervención del proyecto.

Como un acto de reconocimiento y garantía de la calidad de su trabajo, los yachachiqs son certificados como “Expertos en tecnologías productivas familiares” por el Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (SINEACE) y por Foncodes, luego de un proceso de formación y evaluación.

Desde el 2012 hasta el año 2024, un total de 21,111 yachachiq han brindado sus servicios a 433,085 hogares a través de 2,944 proyectos Haku Wiñay/Noa Jayatai en la sierra y selva peruana. En ese periodo, además, se han creado e implementado 19,492 emprendimientos rurales, lo cual contribuye al incremento y diversificación de los ingresos monetarios familiares.