Por las Rutas de Cáceres

"A paso de Vencedores", el Ejército del Perú, a través de la 31a Brigada de Infantería del Ejército del Perú, arribó con éxito a la noble y leal ciudad de Tarma, luego de emular la gran marcha "Por las rutas de Cáceres" que tiene como objetivo fortalecer el espíritu patriótico, así como afianzar la unidad entre los peruanos y su ejército. 

Para dicho evento, se realizó una ceremonia solemne de bienvenida que estuvo presidida por la Magister Mirian Silvia Mariano Baltazar, Prefecta Regional de Junín y el Señor General de División Miguel Ángel Gonzáles Bojórquez, Comandante General de La IV División de Ejército, acompañado del Señor General de Brigada Víctor Hugo Villasis Rojas, Comandante General de la 31ª Brigada de Infantería, que enaltecieron  las celebraciones por la XIII Edición de la Gran Marcha “Por las Rutas de Cáceres”, en el marco de los 144° Aniversario de la Batalla de Tarapacá y el Día del Arma de Infantería del Ejército.

Como parte de la ceremonia, los comandos de la 31º Brigada de Infantería, del Batallón Contraterrorista “Crl Domingo Ayarza” Nº 311 con sede en Jauja, desarrollaron demostraciones militares ante el pueblo tarmeño que observaba atento las maniobras de Rapel, dominando el vértigo (miedo a las alturas) con una velocidad increíble y en tiempo record; en teleféricos; puentes de cuerdas emulando el ingreso y toma de inmuebles; rescate de rehenes; dominación de vehículos en peligro; pasos por campos minados; técnicas de montaña; supervivencia; pasaje de cursos de agua, pruebas de valor con explosivos subterráneos; de superficie; círculos de la muerte, etc., las mismas que son utilizadas para combatir la delincuencia terrorista, narcotráfico e invasión o amenazas externas, fortaleciendo la seguridad y desarrollo nacional.

 

Historia

En el año de 1879, durante la Guerra con Chile, todo el país se movilizaba para enfrentar este conflicto armado, que sería uno de los episodios más dolorosos en la historia peruana.

Ante el llamado de la patria para unirse a la resistencia, los ciudadanos tarmeños se sumaron a las filas de nuestro ejército para hacer frente al invasor del sur y lo hicieron conformando el batallón Tarma Nº 7 al mando del Coronel en retiro Francisco Mendizábal quien respondió de inmediato al llamado de la patria y dejando sus minas de Yauli, La Oroya, llega Tarma para entrenar y apoyar la consolidación de nuestro batallón.

Jóvenes provenientes del glorioso colegio San Ramón de Tarma, se unieron y partieron hacia Lima, debido a que las huestes chilenas amenazaban invadirla. Madres, hijos y esposas de los soldados, lloraban amargamente presenciando la partida del batallón tarmeño presagiando destino incierto. 

Al término de la guerra, la gran mayoría no volvió nunca más, sus cuerpos inertes quedaron desperdigados en las lomas de los cerros Maravilca, Santa Teresa y en los reductos de Miraflores, en las más feroces y grandes batallas libradas en el Perú, como son las batallas de San Juan de Chorrillos y Miraflores, valientes patriotas tarmeños que murieron por salvar el honor y la dignidad del Perú.