El agua en la cultura ancashina

Nota de prensa
En el marco del Día Internacional del agua, la Dirección Desconcentrada de Cultura Áncash, resalta el valor del agua en la historia de esta región

23 de marzo de 2016 - 12:00 a. m.

En la cultura andina el agua era una de las mayores deidades a las que reverenciaban nuestros ancestros. Fuente de vida y muerte, el agua se halla en muchos mitos y leyendas. En el mito fundacional de los Huaris, el agua representa la destrucción, ya que un terrible diluvio obliga a los gigantescos Huaris a abandonar el valle sagrado del Callejón de Huaylas y, en consecuencia nace la vida de plantas, animales y hombres. Luego la encontramos en el hermoso mito del dios Guari, cuando este héroe cultural decide traer la civilización y luego de enamorar a la Mama Yaku para que se deje canalizar, enseña a los hombres los secretos de la agricultura. La deidad, sea en forma natural o convertida en lluvia o granizo, es reverenciada por todas las culturas andinas, desde Caral, Sechín, Chavín, Recuay, Moche, Chimú, hasta la Inca. Diversos ritos se han relacionado con el agua. Su poder era tal, que los grandes santuarios han sido edificados en el encuentro de dos aguas, en un tinku. Así tenemos al gran templo de Chavín que fue levantado allí donde se juntan los ríos Wacheksa y Mosna; o a Pumakayán, erigido entre el Auqui y el Quillcay. Las lagunas fueron consideradas paqarinas, mágicos lugares de donde nace la vida y los ríos también merecían reverente adoración. No hay que olvidar que el río Santa de Huaraz era llamado elHatun Mayu o Auquis Mayu, río sagrado. Los ojos de agua eran puntos de encuentro entre nuestro mundo y el mundo de abajo, lugar preferido por los Ichik Ollqos o duendes, para edificar sus mágicas moradas. El culto al agua se manifiesta en una serie de rituales que se realizan aún en nuestros pueblos y comunidades andinas: La Situa Era el ritual de purificación, desarrollado en el mes de noviembre, en el que, desde el Inca hasta el más humilde poblador del Tahuantinsuyo, acudían a los ríos para contarle sus faltas y pecados, y el agua los purificaba, llevándose sus maldades. Algo parecido se vive actualmente en el cierre de los carnavales, cuando en Huaraz, el miércoles de ceniza se ?entierra? al carnavalón en las aguas del río Quillcay, el encargado de llevarse los males y limpiar de este modo al pueblo. El Pitsqaki Es la celebración tradicional del quinto día del fallecimiento de una persona en la que los familiares más cercanos se dirigen al río a lavar las ropas del difunto. Nuevamente el agua cumple su función sanadora. Una vez limpias las prendas del familiar muerto, se procede a velarlas y a servirse alrededor de ellas el clásico api o mazamorra de calabaza. El agua Bendita En el campo religioso no podemos dejar de mencionar el poder sanador que la gente otorga al agua bendita. Cientos de botellas se bendicen todos los domingos en nuestros templos y son llevados a casas y cementeras para alejar a los malos espíritus. En otros casos se bebe para curar alguna enfermedad interna. Es evidente que en el subconsciente popular de Áncash está instalada la idea del poder purificador, místico y generador de vida del agua. La música ancashina da testimonio de la idiosincrasia de esta región por el agua. En la popular chuscada Río Santa, se dice literalmente, "quiero que lleves todas mis penas al olvido", en clara alusión a su función benéfica. Además, se asocia la influencia del agua sobre el corazón de los mortales y sus poderes para combatir los males de amor. "Agua del olvido estarás tomando..." Nos dice un verso popular, y más rotundas son las letras del inigualable huaynito pomabambino Agüita clara de Curayaku, cuando enfáticamente afirma: "¡Todos te llaman agua de amor!".