Danza Los Pastorcitos de Sihuas es declarada Patrimonio Cultural de la Nación

Nota de prensa
Esta danza representa una tradición de gran riqueza artística en la que confluyen expresiones locales de música, danza, teatro, canto y poesía.

30 de marzo de 2016 - 12:00 a. m.

El Ministerio de Cultura, declaró Patrimonio Cultural de la Nación a la danza Los Pastorcitos de Sihuas del departamento de Ancash, por ser una manifestación cultural que une los pueblos de una provincia en torno a su fe, afianzando su memoria histórica, cultural y religiosa, así como su identidad.  La danza Los Pastorcitos se practica como parte de los festejos navideños y se combina con la interpretación teatral de sus personajes, quienes recitan versos aprendidos ?llamados también discursos- y entonan cánticos que van narrando la visita que realizan los pastores al niño Jesús con motivo de su nacimiento.  A través de los versos y cantos los personajes dialogan entre sí, y esta interacción se convierte en teatralidad, ya que representa una historia con discursos, protagonistas, movimientos gestuales y música, entre otros elementos que forman parte del arte dramático. Además, son expuestos ante una audiencia. En la danza Los Pastorcitos participan, tanto hombres como mujeres de todas las edades, asumiendo diferentes papeles. El ángel, es el personaje central de la comparsa y se encarga de liderarla, dirigiendo las canciones y conduciendo a los pastores en busca del portal de Belén para saludar al Niño Jesús. En tanto, el diablo es el personaje que trata de impedir que los pastores lleguen a su destino e intenta desplazar de su liderazgo al ángel para conducir la comparsa. Es rechazado por los pastores, quienes impiden que se acerque al ángel. El diablo, representa el mal, pero no deja de ser un personaje jocoso y juguetón.  Batuel es un personaje bíblico que representa al pastor más anciano y dirige a todos los pastores varones en la ejecución de la danza. Berta, es otro personaje que en la historia cristiana fue una alcaldesa conocida por sus obras de caridad. En la danza, representa a la pastora más anciana y dirige a todas las pastoras, siendo pareja de Batuel en la comparsa.  La danza también está integrada por Los negritos, personajes interpretados por varones, aunque se disfrazan de mujeres para representar a las negritas. Son personajes satíricos que buscan llamar la atención de los asistentes con bromas, mientras van zapateando con las manos en la cintura. Cada año se elige a un mayordomo, quien será el responsable de organizar en su respectiva zona, la participación de la danza en la fiesta de Navidad. El mayordomo se encarga de convocar a los danzantes y personajes de la comparsa, como también, a los músicos que ejecutarán las melodías para acompañar el baile.  De acuerdo a la tradición, la música que acompaña esta danza se suele interpretar con un violín, una mandolina y un tambor. Sin embargo, en la actualidad, algunas veces se incorporan instrumentos más contemporáneos como la guitarra, el órgano y el bajo eléctrico, entre otros.  En esta expresión cultural, destaca también, la coreografía de la danza que se realiza en parejas ordenadas en dos filas paralelas: una de varones y otra de mujeres. La fila de varones es presidida por Batuel y la de mujeres por Berta.  El 24 de diciembre, alrededor de las siete de la noche, la comparsa se concentra en la casa del mayordomo y se desplaza bailando y entonando canciones de paseo rumbo a la iglesia principal de cada pueblo, dentro de la cual se ha construido un pequeño pesebre similar al portal de Belén.  Luego de la medianoche, en el interior de la iglesia, frente al pesebre, se realiza el tradicional acto de adoración al Niño Jesús. Posteriormente, se hace la ofrenda en la cual cada miembro de la comparsa entrega regalos al mayordomo que simbólicamente son para el hijo de Dios. La representación de la danza Los Pastorcitos, continúa durante el 25 de diciembre y se realiza también, en diversos distritos pertenecientes a la provincia de Sihuas, tales como: Acobamba, Alfonso Ugarte, Cashapampa, Chingalpo, Huayllabamba, Quiches, Ragash, San Juan y Sicsibamba.  La riqueza artística que contiene esta manifestación cultural se constituye como una expresión de respeto, veneración y gratitud a la imagen del Niño Jesús y forma parte de una creación particular de un auto sacramental, asumido como propio con elementos de la cultura local.  En la práctica de esta tradición, en la cual confluyen elementos campesinos andinos y occidentales católicos, queda de manifiesto la capacidad de la cultura andina para readaptar sus propias costumbres e incorporarlas con los elementos de la religión católica. Este sincretismo ha permitido, a su vez, la continuidad de sus prácticas culturales y de su cosmovisión prehispánica.