In memoriam de Aristóteles Picho
Nota de prensa
21 de diciembre de 2013 - 12:00 a. m.
Generoso, lúcido, sencillo, tímido. El también docente universitario le confesó a una redactora de un medio local que a él lo animaban mucho las cosas que le causaban dificultad. ?No me hacen perder la voluntad ni todo lo que quisiera hacer. Ante la dificultad se trata de crecer?, sostuvo.
La fortaleza le vino de familia, de su natal Huancayo. Siempre mostró su reciedumbre indomable. Desde esa interesante caracterización del Boa, en la cinta de Francisco Lombardi, La ciudad y los perros, basada en la primera novela de nuestro Nobel Mario Vargas Llosa. Siguieron interpretaciones memorables. Hasta aquella del Sinchi, en la segunda versión fílmica y televisiva de Pantaleón y las Visitadoras, también basada en una novela de Vargas Llosa.
Picho declaró hace más de año y medio que le aquejaba el Síndrome Cordonal Posterior, una lesión que se le presentó debido a una fiebre que superó los 41 grados y que originó un golpe de calor en la medula espinal. Le afectó los movimientos de sus extremidades. Requirió de una silla de ruedas para movilizarse. Aun así. Continuó con su lucha y con su pasión por el arte.
Dejó las dolencias a un lado. El teatro y el cine peruanos continuaron recibiendo sus colaboraciones. Encontró en la docencia un nuevo mundo que lo hacía reflexionar y descubrir a las nuevas generaciones. Más de treinta años de carrera. No le importaba que pasara el tiempo. No le preocupaba. Simplemente vivía. En la ficción, en la vida real.
Aristóteles Picho fue nombrado por el Ministerio de Cultura como Personalidad Meritoria de la Cultura en el 2013. Sus restos se velan en el foyer del auditorio Los Incas del Ministerio de Cultura (Av. Javier Prado Este 2465 ? San Borja).