Don Justo Arosemena, diplomático istmeño y peruanista

Evento
Artículo del Embajador del Perú en Panamá Jorge Raffo publicado en el diario "La Estrella" de Panamá el 15 de diciembre de 2020.
Justo Arosemena

15 de diciembre de 2020 - 9:34 a. m.

Justo Arosemena llegó a Lima como diplomático en 1863 y fue miembro del Congreso Americano de Lima que se desarrolló entre 1864 y 1865. Tenía un alto grado de afinidad con el Perú y un pleno conocimiento de la idiosincrasia de los peruanos, de su historia, de su política, y de los problemas que la joven República tenía como Estado nación (Pons,1966 citado por Yábar,2018). Sin embargo, la relación de Justo Arosemena con el Perú se inicia 20 años antes.

Cuando el 31 de diciembre de 1841 el Estado del Istmo se disolvió, el Gobierno colombiano persiguió a los líderes independentistas panameños. Uno de ellos fue Justo Arosemena, quien emigró a Lima en 1842 junto con su esposa Francisca de la Barrera Velarde, cuyo hermano Lino hizo carrera en el Ejército peruano y su sobrino, de igual nombre, lo hizo en la Armada peruana alcanzando el grado de capitán de navío. En esos años en Lima, Justo Arosemena se dedicó al trabajo periodístico, según anota Octavio Méndez Pereira, uno de sus principales biógrafos (Yábar,2018), mientras que, en el ámbito familiar, una de sus hijas, Elisa, nació en Lima en febrero de 1844. Con el arribo del mariscal Ramón Castilla al poder en ese mismo año, Arosemena decidió dejar el Perú para regresar a Panamá.

En el tiempo que estuvo en el istmo, el mundo internacional sufrió severas transformaciones políticas como la Guerra de Crimea (1853 - 1856), la incursión en Centroamérica del aventurero estadounidense Walker (1856), la guerra civil estadounidense (1861- 1865), la ocupación española de la República Dominicana (1861), la invasión francesa a México y el conflicto de España con el Perú que desencadenó el combate del 2 de mayo de 1866, en cuyos días previos Arosemena tendría una indudable actuación jurídica. En el plano personal el jurista panameño, tras enviudar en 1850, se casó con Louise Livingston en 1858, con quien tendría un hijo que nació también en el Perú. En el campo profesional, Justo Arosemena aceptó el encargo diplomático de ser ministro plenipotenciario ante el Perú y enviado extraordinario ante Chile, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, llegando con tales pergaminos a Lima el 6 de junio de 1863.

El 6 de julio de 1864 fue designado miembro del Congreso Americano convocado en Lima para resolver la grave situación existente en ese momento con España, que había iniciado una política de recuperación de sus antiguas posesiones virreinales. El referido Congreso se instaló solemnemente el 28 de octubre de 1864 en el antiguo Palacio de Torre Tagle, hoy sede de la cancillería peruana. En esa coyuntura, Arosemena tuvo cuatro destacadas actuaciones pro peruanas que son muestra de su capacidad jurídica y tacto político: la primera, participando en la preparación de la nota que el 2 de noviembre se hizo llegar al almirante Pinzón, jefe de la escuadra española que había ocupado las islas de Chincha, solicitándole iniciar conversaciones de paz con el Perú; la segunda, el 19 de noviembre, presentando un proyecto de tratado de Alianza para la defensa del Perú ante la inminencia de la guerra con España; la tercera, el 14 de diciembre, con la preparación de una nota del Congreso Americano al almirante Pareja, nuevo jefe de la escuadra española, pidiendo la desocupación de las islas como condición para iniciar negociaciones; y la última, el 24 de diciembre, contribuyendo con la redacción de una nota colectiva del Congreso Americano donde se afirmaba que, de no aceptarse las negociaciones, se romperían los vínculos existentes entre las naciones latinoamericanas y España (Wagner de Reyna,1963). Son, pues, documentos que recibieron los ilustrados aportes del pensador panameño que demuestran su firme convicción americanista compartiendo criterios con otros brillantes intelectuales como Montt, Sarmiento y Paz Soldán (Yábar,2018).


Luego de una corta estancia en Panamá entre julio y diciembre de 1865, Arosemena volvía al país que despertaba sus mayores afectos y donde vivían su hermano Mariano –profesor de medicina de la Universidad de San Marcos y cirujano del ejército peruano–, sus primos hermanos Joaquín y Gregorio Miró Quesada –oficiales de la Armada peruana–, y José Antonio Miró Quesada, periodista del diario peruano “El Comercio”, quienes se batirían con gallardía en el mencionado combate del 2 de mayo de 1866 contra la flota de Casto Méndez Núñez.

En junio de ese año, Arosemena presentó al presidente Mariano Prado un proyecto de constitución para el Perú. El Congreso Constituyente que se instaló el 15 de febrero de 1867 recogió varios de los importantes aportes del jurista panameño en la Constitución que fue promulgada el 29 de agosto de ese año, a saber, abolición de la pena de muerte, establecimiento de la libertad de imprenta, empoderamiento de las municipalidades y otorgamiento de “derechos de peruanos de nacimiento” a los extranjeros que habían luchado en el proceso de independencia de 1821.

Arosemena había terminado su misión diplomática en el Perú en 1866, no sin antes haber contribuido –como último gesto de desprendimiento– en la preparación de un proyecto de ley de bancos y otro sobre la moneda (Yábar,2018), muestras de su infatigable labor, de su compromiso con la nación peruana y de su profundo americanismo.