Webinar: cómo crear laboratorios de innovación pública con impacto ciudadano
En el marco de la fase de entrenamiento del iLabtón Perú 2025 impulsado por la Secretaría de Gobierno y Transformación Digital de la PCM ha programado una serie de seminarios para entrenar a los equipos participantes, previo a los días centrales de la maratón virtual.
Esta sesión ha sido facilitada por Jaime Aranda, Coordinador del Laboratorio de Innovación Socioeducativa INNOVAEDUCA de la PUCP.
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Introducción
Más allá de las aplicaciones y la tecnología: la innovación empieza con las personas
Cuando hablamos de innovación pública, muchas veces lo primero que pensamos es en software, aplicaciones móviles o herramientas digitales. Pero si queremos que una solución funcione de verdad, el cambio tiene que ir más profundo: tiene que ver con la cultura de las personas que hacen posible el servicio público.
Jaime Aranda nos cuenta su experiencia desde la PUCP cuando acompañaron en la creación de uno de los primeros laboratorios municipales del Perú, en alianza con la Municipalidad de San Isidro. Esta experiencia dejó enseñanzas valiosas para cualquier entidad pública que quiera innovar… y que quiera hacerlo bien.
Lección 1. La innovación no empieza con tecnología, empieza con cultura
El mayor obstáculo no es técnico, es humano: cambiar la manera de trabajar. Muchas veces los procesos no cambian porque “siempre se ha hecho así”. Un laboratorio debe romper esa inercia y ayudar a cuestionar lo establecido.
“¿Por qué este trámite dura 7 pasos? ¿Podría durar solo 3?”
Innovar es atreverse a hacer esas preguntas. Y para eso, hace falta crear espacios donde no dé miedo equivocarse, donde diferentes áreas trabajen juntas y donde se valore la colaboración más que la jerarquía.
Lección 2. El primer año (del laboratorio) no es para mostrar resultados, es para sembrar cultura
En San Isidro, el primer año del laboratorio no se dedicó a lanzar proyectos… sino a construir confianza. ¿Cómo?
- Talleres de Design Thinking y metodologías ágiles
- Hackatones y datatones abiertos a ciudadanía y funcionarios
- Trabajo con colegios y áreas municipales
Y sobre todo, con una figura clave: una persona enlace dentro de la entidad, que entendía cómo moverse en la burocracia y sabía con quién hablar para destrabar procesos.
Este año de siembra fue necesario para que, recién en el segundo año, florecieran proyectos como el portal de datos abiertos del distrito.
Lección 3. Sin voluntad política, no hay innovación sostenible
Puede sonar obvio, pero no lo es: sin apoyo real de los líderes, el laboratorio no tiene cómo sostenerse.
En este caso, el alcalde de San Isidro no solo firmaba resoluciones, también asistía personalmente a los talleres, participaba, preguntaba, dialogaba. Eso mandaba un mensaje claro al resto de la municipalidad: “esto es importante”.
La participación visible de las autoridades es el primer paso para que otros se comprometan.
Lección 4. El espacio físico también comunica innovación
El equipo transformó un piso completo del edificio municipal. ¿Para qué? Para que desde el diseño del espacio ya se respire colaboración:
- Colores distintos a los del resto de oficinas
- Mesas móviles, espacios abiertos, paredes para escribir
- Nada de escritorios en fila ni cubículos cerrados
Ese nuevo ambiente ayudaba a romper la rigidez y facilitaba nuevas formas de pensar, de dialogar y de construir en conjunto.
A veces, cambiar la sala… ayuda a cambiar la mentalidad.
Conclusiones
La innovación es un cambio humano, no solo digital
Al final, el éxito de un laboratorio no se mide por la cantidad de proyectos, sino por su capacidad de dejar huella en las personas. En esta experiencia, de 60 funcionarios que participaron, 8 o 10 cambiaron su forma de pensar. Ahora, donde estén, saben cómo resolver problemas de forma colaborativa. Y eso vale oro.
Así que la próxima vez que pienses en montar un laboratorio, hazte esta pregunta:
¿Cuál es la primera conversación que deberíamos tener entre personas, antes de pensar en qué tecnología deberíamos comprar?