Historias que nos unen: Abuelito deja su amor a la lectura como herencia
Nota de prensaIsidro es un ejemplo en su localidad, aprovecha su tiempo libre para leer con su nieta.
3 de febrero de 2024 - 5:13 a. m.
A 19 días de cumplir 75 años, Isidro Icahuate Maca ha renovado su fe en Dios al recuperar su visión gracias a los lentes de lectura que le entregó el programa Pensión 65 y convertirse en un maestro para decenas de niños del caserío Santa Rosa de Cumbaza, provincia de Tarapoto (San Martín), que desean aprender a leer.
“Ahora veo mucho mejor, he tomado fuerzas. Como dice un versículo de Salmo: 'Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones'. Nunca perdí la esperanza de ver mejor y con esta nueva oportunidad, me dedico a enseñar lo hermoso que es leer. Los niños se reúnen y me escuchan cómo les leo la biblia, en especial mi nieta de 6 años”, dijo entusiasmado el septuagenario.
Dueño de una mirada y sonrisa inocente, Isidro se ha ganado el cariño de todos en su localidad. Ahora que tiene sus nuevos lentes, siempre camina con una biblia o un diario en la mano. Ya cuando está en casa, busca un cuento o algún texto infantil para contárselo a la más pequeña de su familia, que se sienta junto a él para prestarle mucha atención, lo que evidencia en cada gesto que hace cuando escucha algo que le sorprende y aún desconoce.
“Cuando nos vamos, no nos llevamos nada. Por eso, la mejor herencia que le puedo dejar a mi nieta es mi amor por la lectura”, manifestó el adulto mayor, que a pesar de los años demuestra un comportamiento y un sentido del humor muy jovial.
Entre historias fantásticas y versículos, Isidro se siente pleno, alegre por contribuir en su sociedad y ser un ejemplo para decenas de pequeños que están aprendiendo a tomar la lectura como un pasatiempo enriquecedor, además que les permitirá ampliar sus conocimientos cuando empiece el año escolar.
“No me aburro de leer. A veces saco mi silla blanca y leo afuera de mi casita, tomo sol y disfruto del viento”, contó emocionado. Los domingos se reúne con algunos amigos de su localidad, como don Jerónimo, quien trabaja hace más de 40 años como zapatero, y le cuenta un relato diferente cada semana. Incluso, el alcalde del centro poblado Santa Rosa de Cumbaza, Gilber Sánchez, lo visita para escucharlo.
De esta manera, Isidro disfruta sus días en el lugar donde nació, un 22 de febrero de 1949. A puertas de su onomástico, quiso agradecer el apoyo que le brindó el programa Pensión 65 del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social. “Es importante la atención que nos brindan. Ya voy a cumplir 75 y lo único que deseo es que nunca nos falte salud y fuerza para estar a lado a mi familia”, declaró.
Aunque aún recuerda con emoción sus años en el campo, trabajando con el arroz y los granos de café, no cambiaría por nada las horas que ahora pasa junto a su nieta.
ADIÓS DIFICULTADES
· Isidro tenía dificultades para leer hace unos meses, hasta que en una campaña de salud visual le entregaron sus nuevos lentes.
· “Era difícil, forzaba mucho mi vista y me dolía la cabeza”, dijo Icahuate. Ahora, lee por horas sin la preocupación de que en algún momento llegue un malestar.
RECUADRO
RESCATARON A PICHICO
Hace unos años, Isidro y su familia rescataron un mono pichico, que se encontraba mal de la pata izquierda y no podía movilizarse con la destreza que caracteriza a su especie. Con los meses, el animal se acostumbró y ya no quería irse de la casa. Desde ese momento, se convirtió en un integrante más en el hogar Icahuate.
“Es un fiel compañero”, así define el septuagenario de Santa Rosa de Cumbaza a su amigo de cuatro patas y larga cola. “Es curioso porque tiene pelitos blancos cerca al hocico, es como si tuviera canas como yo”, ironizó, mientras el pequeño pichico estaba encima de su hombro lamiéndole la oreja.
Lima, 3 de febrero de 2024
Lima, 3 de febrero de 2024
Unidad de Comunicación e Imagen
Programa Nacional de Asistencia Solidaria Pensión 65
Esta noticia pertenece al compendio Historias Que Nos Unen
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