Historias que nos unen: Eleodoro, el gran danzante de Jauja
Nota InformativaUsuario de Pensión 65 vive en Jauja, Junín.
Su familia, la danza, el canto y el fútbol son las pasiones de su vida.
Fotos: Pensión 65
24 de junio de 2023 - 8:00 a. m.
Dicen que la danza es la historia de un pueblo y se narra con el movimiento y la música. Es el lenguaje oculto del alma. Es pasión, intuición, armonía y alegría. Y así debe ser, pues cuando Eleodoro Elescano Rivera danza, dice, es inmensamente feliz “como si me transformara en otro ser”. Y es tan feliz que baila como los dioses y por ello es considerado uno de los mejores danzantes de tunantada del Valle del Mantaro.
Padre de 13 hijos, con una lista de 28 nietos y otra de 11 bisnietos, futbolista por afición, comerciante y también agricultor. Eleodoro es un hombre de muchas actividades y oficios, pero con una sola pasión: la danza, la cual, cuentan, ha logrado legar a cuatro de sus hijos y a tres de sus nietos.
Don Eleodoro tuvo tres hermanos y fueron sus abuelos maternos, Alejandro Rivera y Gertrudis Soriano, y sus tíos, quienes lo criaron en el distrito de Pancan, en Jauja. Ellos le dieron tanto amor que no sintió la ausencia de sus padres. Gustaba de ayudarlos en la chacra. Cantando y silbando solía acudir para la siembra de papa, maíz, habas y otros productos.
Se hizo bailarín
Así creció, entre la chacra y el colegio, hasta que al cumplir 15 años descubrió la danza y el canto de su pueblo. El baile de la tunantada lo enamoró y el personaje de “El chuto decente” lo cautivó. “Veía como mi abuelo y mis tíos bailaban con elegancia, con mucha prestancia, y decidí aprender”, cuenta.
Bailaba tan bien que empezaron a llamarle para integrar las instituciones de danzas. Así perteneció al grupo San Miguel de Bellavista, Nueva Generación, Barrio La Primavera; Barrio San Lorenzo y al conjunto de Tunantes Hatun Xauxa. En este último aún sigue bailando.
Durante su vida como “Chuto Decente”, Eleodoro obtuvo diversos premios, reconocimientos, diplomas y trofeos. Viajó mucho también. Precisamente, fue cuando bailaba en otros pueblos que conoció a María Santosa, su esposa, con la cual tuvo 4 hijas mujeres y 9 hombres. “Solo una vez me enamoré. Hoy nos quedamos solos y nos seguimos queriendo y acompañando”, dice Eleodoro, quien pese a sus 87 años sigue realizando, aunque más lento, la mayoría de sus actividades.
Hoy don Eleodoro continúa moliendo y empacando condimentos, los cuales vende al por mayor en los pueblos cercanos. También cultiva su chacra y sigue asistiendo infaltable a bailar en el mes de enero a la fiesta de La tunantada donde enseña y practica con todo aquel que muestra interés, la danza de “El Chuto Decente”, la cual le trajo muchas alegrías.
“Bailaré hasta el último día de mi vida. Creo que lo hago bien, por eso todos me reconocen”, afirma el usuario de Pensión 65, que además de ser danzante, un día quiso ser futbolista profesional.
Hoy Eleodoro dice que tiene dos anhelos. Seguir bailando cada año en la fiesta de enero en la provincia de Jauja, seguir enseñando el arte de la danza y ver jugar en vivo al club de fútbol Universitario de Deportes, el equipo de sus amores.
Esta noticia pertenece al compendio Historias Que Nos Unen