La voz tacabambina que borda hermoso

Nota Informativa
Ex rondera María Magna Tirado Gaitán, usuaria de Pensión 65, sigue produciendo arte en la provincia cajamarquina de Chota.

Unidad de Comunicación e Imagen

26 de marzo de 2022 - 2:53 a. m.

Mi pueblo de Tacabamba
mi pueblo de Tacabamba
es una tierra tan bella
es una tierra tan bella
con sus parques adornados
con sus parques adornados
y sus calles empistadas
y sus calles empistadas.
 
La noche de Tacabamba no deja ver muchas estrellas en lo alto, al menos en marzo, pero sí permite que la voz aguda, ondulante, dulce y a la vez enérgica de María Magna Tirado Gaitán se apodere del ambiente. La usuaria de Pensión 65 más popular de la tierra conocida como la ‘Sucursal del cielo’, en la provincia cajamarquina de Chota, canta las canciones de su autoría, las que se acuerda, claro, porque varias se perdieron en el tiempo. María Magna se arrepiente de no haber compilado sus versos, pero nunca es tarde, dice, convencida, después de dedicarle rítmicas coplas a su terruño.

Nacida hace 71 años en el centro poblado Cumpampa, siempre está haciendo algo: cocinando, sembrando, bordando, apuntando letras de sones cajamarquinos en papeles sueltos hasta donde su tercero de primaria se lo permite, cantando, riendo, repartiendo simpatía, contagiando entusiasmo. Aunque el padre de sus seis hijos la abandonó hace 28 años, ella supo salir adelante; y aunque nunca se le irá el dolor de haber perdido abruptamente a dos de sus hijos cuando aún eran pequeños, María Magna jamás se rindió. Se atrevió, incluso, a ser presidenta de las ronderas de Tacabamba décadas atrás.

Toda la alegría de María Magna Tirado Gaitán junto a sus grandes y bellos bordados.

“Fue en la escuela donde aprendí a bordar. Desde pequeña me encantaron los bordados. Y desde esa época ya cantaba. Recuerdo, además, que cuando era chiquita también recitaba”, rememora María Magna, quien declama, de un tirón, poemas que hace muchos lustros construyó con facilidad. Toda una caja de sorpresas, María Magna, siempre con su sombrero chotano.

Recuerda, sin culpa ni rencor, que quedarse de pronto sin compañero la obligó a “salir para servir a la gente” en casas de otros. Trabajos domésticos que solo significaron una pausa prolongada a una de sus pasiones: el bordado. Jamás abandonó su otra pasión, el canto. Todo se puede hacer cantando, asegura, mientras borda un pañuelo para Abraham, el único de sus ocho nietos que vive con ella.

La voz y el canto de la usuaria Maria Magna Tirado Gaitán realmente encantan.
            
Captura la realidad
Ya con sus hijos grandes, María Magna volvió a los bordados, inmensos, coloridos, expresivos. Cada uno de ellos encierra una historia, como aquel en el que se retrató a la cabeza de un batallón de ronderas, o como aquel otro en el que graficó todas las etapas del ciclo de pago de Pensión 65. Tiene especial cariño a su bordado grande que luce una vista panorámica de su Tacabamba querida. María Magna, participante de la intervención Saberes Productivos, tiene la particular habilidad de transformar las agujas y los hilos en lápices de colores con los que captura su realidad.

Hacer bordados como esos, algunos de casi dos metros de largo por uno y medio de ancho le toma entre seis meses y un año. “Ahora ya mis ojos me duelen cuando no hay mucha luz. Por eso ya no bordo de noche. En el día, sí me doy ese gusto, que además me sirve para ganarme unas monedas”. En las calles de Tacabamba, María Magna, ganadora regional del reciente concurso de Pensión 65 “Canto al Bicentenario”, vende lechuga, rabanito, repollo, camote y yuca que produce en su pequeño huerto, y también pequeños pañuelos y alforjas bordados con maestría. Y de noche, canta.

Cajamarca, 26 de marzo de 2022

Esta noticia pertenece al compendio Historias Que Inspiran