Discurso de la Presidenta de la República, Dina Boluarte Cumbre Presidencial de Países de América del Sur

Discurso
Brasilia, 30 de mayo 2023

30 de mayo de 2023 - 10:27 a. m.

Señor presidente de la República Federativa de Brasil, Luis Ignacio Lula da Silva; señores jefes de Estado y de Gobierno de los países de América del Sur; señoras y señores cancilleres; señores y señores. 
 
Deseo expresar un saludo muy cordial a todos los jefes de Estado y de Gobierno, a sus cancilleres y representantes reunidos hoy en Brasilia, con el objetivo de establecer un nuevo proceso de integración en América del Sur. Reciban ustedes el abrazo y el saludo del pueblo peruano. 
 
Quiero felicitar al presidente Luis Ignacio Lula Da Silva por esta importante iniciativa y por su liderazgo al unir voluntades y compromisos para avanzar en este noble propósito en beneficio de nuestros pueblos. Lamentablemente, las complejidades de la normativa interna en mi país impiden que pueda estar hoy con ustedes, como hubiera sido mi deseo. Por ello, he querido enviarles este mensaje para compartir algunas ideas que espero contribuyan a esta reflexión conjunta. 
 
El Perú, debido a su historia y su cultura, siempre ha tenido una vocación de identidad andina, amazónica y sudamericana. Más del 60% del territorio peruano está cubierto por bosques tropicales y somos el cuarto país con mayor superficie de estos ecosistemas en el mundo. El sueño de la integración iniciado por nuestros libertadores debe entenderse como un esfuerzo de construcción permanente. En ese sentido, tenemos que aprender las lecciones del pasado y avanzar. 
 
La reunión de hoy nos invita precisamente a eso. Nuestra región enfrenta una coyuntura difícil, con bajas tazas de crecimiento, dificultades económicas e inflación persistente. Esto ha llevado a un preocupante aumento de la pobreza y la desigualdad, así como a problemas sociales de diversa índole, que afectan seriamente a nuestras poblaciones. 
 
Además, debemos enfrentar amenazas a la seguridad, una grave crisis climática con efectos en nuestros países, dilemas migratorios, riesgos institucionales, serios desafíos para garantizar la seguridad alimentaria, el severo impacto de la guerra en Ucrania, en las cadenas globales de suministro, entre otros, que requieren más que nunca respuestas conjuntas. 
 
El Perú también ha enfrentado y enfrenta sus propios desafíos. Una vez más como otras veces en nuestra historia la democracia ha sido puesta a prueba en mi país. Esta vez con un golpe de Estado perpetrado por el expresidente Pedro Castillo el pasado 7 de diciembre del año 2022. La comunidad internacional debe tener en claro que ese día, el señor Castillo con premeditación y sin amenaza de nadie anunció en cadena nacional de radio y televisión la disolución del Congreso y ordenó a la fuerza pública intervenirlo, así como el Poder Judicial, el Ministerio Público, el Tribunal Constitucional y la Junta Nacional de Justicia. Además, ordenó la captura de la fiscal de la Nación. 
 
Pero han sido las instituciones del Estado, las fuerzas democráticas y la sociedad las que respondieron con altura frente a ese intento por quebrar el orden constitucional y el Estado de Derecho en el Perú. El país, y sus instituciones, dijeron que quieren vivir en paz y en democracia y no permitieron ningún salto al vacío. Hoy el Perú está saliendo de ese difícil trance, y lo está haciendo en democracia. Hoy mi país recobra su estabilidad, recobra su tranquilidad, su confianza, su crecimiento, pero sobre todo, su esperanza. Hoy, con el esfuerzo y la voluntad de mis compatriotas estamos construyendo la paz social que todas y todos queremos, una paz y una democracia que deben permitirnos atender las necesidades más urgentes de nuestras ciudadanas y nuestros ciudadanos, que estoy segura es también el objetivo que persiguen los jefes de Estado y de Gobierno de América del Sur que hoy me escuchan. 
 
Por todas estas razones, es imperativo profundizar nuestros vínculos y abordar de manera conjunta las amenazas que aquejan a nuestros pueblos. Como indiqué, debemos aprender de los errores y experiencias pasadas, respetando las diferentes visiones que pueden existir entre nosotros, y dejando de lado las miradas ideológicas que nos dividen en lugar de unirnos. Nuestro objetivo es lograr un espacio de diálogo, de coordinación y de cooperación sudamericano, que en el marco de nuestros principios y valores democráticos y de pleno respeto a los derechos humanos abran caminos hacia una integración efectiva. 
 
Sin perder de vista nuestros objetivos debemos iniciar un proceso en el que todos los países participen sin exclusiones, aportando sus visiones. En ese sentido, me permito plantearles cordialmente desde mi patria, estimados colegas presidentes y jefes de gobierno, algunos temas que consideramos fundamentales para el esquema de integración regional. En primer lugar, debe existir pragmatismo en el establecimiento de una agenda común. Necesitamos que los acuerdos adoptados no solo sean declarativos, sino operativos y medibles. Una agenda pragmática y acotada facilitará el logro de resultados concretos en favor de nuestros hermanos y hermanas de nuestros pueblos, quienes deben ser finalmente los destinatarios de los beneficios de la integración.
 
De igual manera, proponemos más consenso y menos ideología en las iniciativas. Necesitamos respetar las orientaciones políticas de los procesos internos de los distintos países miembros, como ocurre en mecanismos de otras regiones del mundo. Un futuro esquema sudamericano debe abstenerse de involucrarse en temas que pueden polarizarnos. Asimismo, debe existir eficiencia en los mecanismos de toma de decisiones. Es indispensable dislumbrar una gestión flexible y eficaz sin grandes estructuras o esquemas burocráticos y, por supuesto, un proceso de integración debe tener un enfoque de largo plazo, que garantice la sostenibilidad en el tiempo de la integración sudamericana. Tenemos que aceptar la realidad de la alternancia y del pluralismo político y, por tanto, necesitamos reforzar un liderazgo técnico permanente para las iniciativas sectoriales que se acuerden a nivel sudamericano. 
 
Debemos iniciar un camino pausado pero seguro, avanzando gradualmente hacia nuevas etapas, a medida que alcancemos nuestros objetivos. Señores presidentes, señores jefes de Gobierno, consideramos que temas como la salud, la educación, la inclusión social, que son necesidades primordiales de nuestros pueblos, deben estar en el centro de nuestras prioridades. Se los dice de corazón una persona que, antes de ser presidenta, ha sido ministra de Desarrollo e Inclusión Social y una ciudadana provinciana, que ha vivido en carne propia el olvido del Estado. Trabajar por nuestras niñas, nuestros niños, nuestros adolescentes, por los más vulnerables, nuestra sociedad, por las mujeres, por los adultos mayores, por las personas que sufren alguna discapacidad es no solo un deber, sino un imperativo moral y una obligación que tenemos hoy. 
 
En el tema de salud sería importante continuar el trabajo del Consejo de Salud Sudamericano, ese caudal de conocimiento y las lecciones que nos ha dejado la experiencia de la pandemia del COVID-19 plantean la urgencia de fortalecer la cooperación sudamericana. 
 
Asimismo, nos parece razonable evaluar los avances alcanzados con relación a la integración física, energética y de comunicaciones. Por otro lado, es fundamental que en este proceso evaluemos la participación de la sociedad civil y del sector privado en nuestros trabajos. Son aportes, pueden ser fundamentales para dar sostenibilidad a las iniciativas impulsadas por los Gobiernos y, además, le dan utilidad para que nuestras poblaciones sientan este proceso como propio. 
 
La integración que buscamos debe tener un rostro humano. También es relevante que el mecanismo de integración que acordemos pueda trabajar en conjunto con otras organizaciones de nuestra región. Para el Perú, la Comunidad Andina es esencial, para la facilitación del comercio, la integración física y la gestión migratoria y la Alianza del Pacífico, una vez que supere su situación actual, estoy segura que lo hará, volverá a ser un espacio de cooperación crucial para el crecimiento y la competitividad. Sabemos que por su lado, el Mercado Común del Sur y la Comunidad del Caribe están realizando importantes iniciativas de integración. 
 
Creemos que cualquier futuro esquema sudamericano no debe pretender reemplazar a dichos mecanismos, sino más bien repotenciarlos, hacerlos mejor, respetando sus identidades y utilidades diversas, que pueden y deben ser complementarias para beneficio de nuestros pueblos. 
 
En suma, necesitamos una región más unida, más próspera y más justa. Estoy convencida de que tenemos el potencial, los recursos, las capacidades y la voluntad para convertir a América del Sur en una región de paz, de justicia y de inclusión social, capaz de brindar oportunidades para todos sus habitantes y, en particular, para las más vulnerables. Reitero mi agradecimiento por la oportunidad que se me brinda hoy y reafirmo mi vocación democrática y convicción renovada que el Perú se pone en la primera línea para llevar adelante, con todos ustedes, este gran proyecto sudamericano. 
 
Muchas gracias.