Hugo y Vasco, fortalecidos en el amor

Cada día, antes de salir de su casa, Hugo Hinostroza recita una pequeña oración en su mente, piensa en su esposa Mercedes y le pide con mucho cariño que vigile los pasos del hijo de ambos, Vasco, de tan solo 22 meses de edad. Para este padre de 39 años, que perdió a su pareja en la primera ola de la COVID-19, este ritual, tan íntimo y sentido, es también un aliciente para renovar las fuerzas con las que se ha entregado de lleno a la crianza de su niño.

 

“Vasco y yo tenemos una conexión muy fuerte, ahora soy todo lo que tiene y eso me alienta a poner todo de mi parte para ser un buen papá. Con el apoyo de mis padres y hermanas, así como el de Cuna Más, donde Vasco es usuario del Servicio de Cuidado Diurno, estoy seguro de que aprenderé a criarlo bien, como era el deseo de mi esposa”, comenta este abnegado papá, quien se dedica a la reparación de llantas para vehículos. 

 

Cuando Hugo trabaja, Vasco recibe cuidados y atención en alimentación, juego infantil, salud, entre otros, en el Centro Infantil de Atención Integral (CIAI) Palpa. De acuerdo con las madres cuidadoras del recinto, quienes son capacitadas permanentemente por Cuna Más, Vasco es un niño alegre y muy sociable, que disfruta de su tiempo junto a las otras niñas y niños menores de 36 meses.

 

“Cuando recojo a Vasco del CIAI, las madres cuidadoras me comentan lo bien que se porta mi hijo y cuánto le gusta jugar. Eso me pone contento, pues si bien no habrá forma de compensar la ausencia de su mamá, él recibe afecto de todas las personas que lo conocen”, asegura.