Dulces sueños

Nota de prensa
En el distrito de Yuyapichis, Huánuco, un hombre de 72 años sigue luchando por su sueño.

Unidad de Comunicación e Imagen Programa Nacional de Asistencia Solidaria - Pensión 65

20 de febrero de 2021 - 5:58 p. m.

Oswaldo Lino Calderón llegó a la comunidad de Nuevo Dantas, ubicada en el distrito de Yuyapichis, hace 28 años. En ese entonces, la carretera no era transitable, y para llegar a su pueblo, desde Huánuco, había que caminar dos días. Cuando se enfermaban sus hijos era una odisea llegar al centro de salud más cercano; tenía que cargarlos y caminar sin descanso, por horas y horas… Alimentaba a su familia con lo que producía en su chacra, no podía vender nada, era imposible transportar los productos en cantidad para venderlos. Adoraba a sus hijos y a su esposa. Y por ellos nunca dejó de luchar. Un día sucedió lo inesperado.

Funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), llegaron a Nuevo Dantas para ayudar a sus pobladores. El distrito de Yuyapichis se encuentra en medio de la selva, y su gente se dedica a la siembra del cacao, plátano, yuca, piña, coco y productos de pan llevar. Pero sobre todo cultivan cacao. Siempre fue así. La ONU ayudó a Oswaldo a sembrar media cuadra de cacao. “Pero la carretera era malísima, al mercado más cercano se llegaba en dos días… Por eso abandoné por un tiempo el sembrío de cacao. Pasaron tres años y un ingeniero visitó mi chacra; le vio mucho potencial y me dio algunas recomendaciones técnicas; le hice caso y el cacao se puso hermoso, pero abandoné la idea de hacer negocio, no me generaba utilidad… Hasta que en el 2018 me visitó uno de mis hijos, vio que tenía un buen cacao, ¡luego de 22 años el cacao seguía produciendo! cosechamos y vendimos el cacao como semilla. Eso me entusiasmó mucho. Entonces quise hacer chocolate”.

Hoy, llegar a la ciudad de Huánuco desde Yuyapichis ya no toma dos días, sino doce horas de viaje en movilidad, con escalas. Pero Don Oswaldo, con 72 años a cuestas, viajó más de veinte horas hasta llegar a Pucallpa, donde aprendió a hacer chocolate con una señora perteneciente a una cooperativa. Cuando regresó a Nuevo Dantas se puso manos a la obra. El problema era que no tenía máquina moledora. Pero no se dio por vencido y viajó seis horas con un promedio de quince kilos de cacao a cuestas hasta Aguaytía, donde podían molerlo.

Oswaldo Lino Calderón sigue luchando por su sueño: formalizar la asociación que

tiene con otros adultos mayores de su comunidad para darle valor agregado al cacao que siembran y cosechan desde tiempos antiguos. Su chocolate orgánico, artesanal, se llama Chocolino y, en el marco de Saberes Productivos, ha conseguido venderlo en Pucallpa, así como en algunas ferias de su distrito. Y transmite su conocimiento a los alumnos de las escuelas de Yuyapichis.