La selva es poesía

Nota de prensa
En el distrito de Belén, en Loreto, un poeta y cantante de 79 años, sigue enamorando a su esposa, luego de 45 años de casados. En el marco de Saberes Productivos, transmite su arte en colegios.

Unidad de Comunicación e Imagen Programa Nacional de Asistencia Solidaria - Pensión 65

13 de febrero de 2021 - 5:55 p. m.

Rubén Malafaya Pereyra tiene 79 años y sigue enamorando a su esposa, Juana Eloísa Ríos, luego de 45 años de casados. Le escribe poemas, le compone canciones; es su compañera de aventuras; estuvieron juntos en esa canoa que se volteó en el río que pasa por el pueblo de San Francisco, en el distrito de Pebas, junto a sus cuatro hijos; él tenía a su hija menor de once meses en brazos, y ella abrazaba a los otros tres, hasta que, ¡plash!, toda la familia se fue el agua, pero Dios oyó sus rezos, según cuenta, y enseguida fueron rescatados por otra canoa, que estaba cerca.

Desde los seis años, Rubén le canta a Dios. En el colegio aprendió canciones cristianas. Cantaba en el Día del Padre, de la Madre, del Maestro… Tiempo después, cuando se sentía solo y triste, empezó a escribir las letras de sus propias canciones. Escribir, se dio cuenta, le ayudaba a sentirse mejor, era alegría para su espíritu. Esa alegría se vio reforzada cuando empezó a jugar fútbol en un equipo de Loreto; y no la perdió cuando sirvió por dos años a la Marina de Guerra del Perú; tampoco cuando empezó a trabajar en una empresa petrolera, y luego en una maderera, por la quebrada del Alto Maquía, donde conoció a una bella señorita de nombre Juana Eloísa Ríos, con la que se casaría tiempo después, y le compondría canciones y poemas…

Por el Día de San Valentín, este 2021, le escribió un poema cuyos versos iniciales rezan lo siguiente: En esta mañana lluviosa / Sentado en el lumbral de mi choza / Siempre te veo en mi pensar que eres hermosa / Me acerco a ti con una rosa / Para pedirte que seas mi esposa… Entonces Juana Eloísa agradece haberse casado con un romántico, que no solo comparte con ella las tareas del hogar, sino que en ocasiones utiliza el subsidio que recibe de Pensión 65 para vender gaseosa o agua en la puerta de su casa, en el distrito de Belén.

En Belén, todo el mundo conoce a Don Rubén; a dónde va, canta, recita poemas… Por ejemplo, cuando iba al banco a cobrar su pensión, antes de la pandemia, le cantaba a los niños, a las señoras de su barrio, siempre con respeto, claro, acaso recordando aquellas épocas donde se presentaba en locales y restaurantes, acompañado de guitarras, cantando sus propios valses. La gente lo admira y lo respeta en su comunidad. Y en el marco de Saberes Productivos, transmite su arte en colegios.