Historias que nos unen: Nunca es muy tarde para aprender

Nota de prensa
Adultos mayores del Programa lograron leer, escribir y hacer cálculos.
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13 de enero de 2024 - 8:00 a. m.

Inseguridad y vergüenza era lo que antes sentían porque no sabían leer ni escribir. Hoy su vida cambió. Hoy Flor Murayary Canaquiry y Pablo Llajahuanca Ramos se sienten orgullos de ser parte de los 21 egresados de la promoción Los Expertos del Saber 2023, que en el mes de diciembre pasado se graduaron con toga y birrete, después de haber culminado el 1er nivel de primaria en el Centro de Educación Básica Alternativa (CEBA) Carlos Noriega Jiménez, del distrito de Nueva Cajamarca, provincia de Rioja, en San Martín.
 
Don Pablo, quien tiene 77 años, y es actualmente presidente de la Asociación de Adultos Mayores de Nueva Cajamarca, cuenta que no pudo terminar el colegio porque lo castigaron tras una pelea con un compañero que siempre lo golpeaba y le quitaba sus trompos. 
 
“Tuve que dejar el colegio, pues los maestros me castigaron por pelear” cuenta y agrega que ese episodio, sumado a la apremiante necesidades económicas de su hogar, no le permitieron culminar sus estudios.  
 
Trabajó duro y parejo para sacar adelante a sus dos hijos, y aunque añoraba volver a estudiar lo postergó hasta que el año pasado se presentó la oportunidad de retomar sus estudios, gracias a coordinaciones entre el CEBA, Pensión 65 y la municipalidad distrital de Nueva Cajamarca. Entonces no lo dudó y se matriculó. 
 
Los estudios, dice don Pablo, le permitieron mejorar su desempeño como presidente de la Asociación de Adultos Mayores de Nueva Cajamarca y miembro del Comité de Transparencia del Midis en Nueva Cajamarca. 
 
En su gestión, ha logrado que se asigne un terreno donde se ha construido la Casa del Adulto Mayor, la cual es “un local hermoso que todos los adultos mayores podremos usar para nuestras actividades. Nos costó mucho trabajo. Tras varios años de lucha lo logramos”, cuenta.
 
Una vida difícil
 
Desde que tiene recuerdos Flor Murayary Canaquiry siempre trabajó en la chacra. Ella y sus hermanos ayudaban a su mamá en su natal Iquitos a cosechar arroz, maíz y maní. Su padre falleció dejándolos muy pequeños. “Nos despertaba a las 6 de la mañana para trabajar. Por eso no fuimos al colegio. No había tiempo para estudiar”. 
 
Ahora, dice doña Flor conteniendo lágrimas de emoción y alegría, que se siente tranquila y contenta porque a sus 82 años aprendió a escribir su nombre y apellidos y también a sumar y restar. 
 
Ella es natural de Iquitos, pero tras casarse se mudó a San Martín, en busca de un mejor futuro. Cinco hijos tuvieron con su compañero de vida, quien falleció durante la pandemia. Luego de la muerte de su pareja los estudios la ayudaron a seguir adelante y ahora está lista para continuar. 

Lima, 13 de enero de 2024
Unidad de Comunicación e Imagen
Programa Nacional de Asistencia Solidaria Pensión 65

Esta noticia pertenece al compendio Historias Que Nos Unen