Es una situación preocupante, ya que actualmente, las fajas marginales están afectadas por el establecimiento de viviendas y sembríos, así como el arrojo de basura y desmontes.  Solo en Lima, entre un 50 a 60 % de las fajas marginales de los ríos Chillón, Lurín y Rímac, que corresponde a las zonas urbanas, están ocupadas por diferentes actividades económicas, entre estas, restaurantes y centros campestres; asimismo actividad agrícola y de urbanización. A nivel nacional el problema de invasión a las fajas marginales ha ido en aumento ante el crecimiento de la necesidad de vivienda; también, debido a que las mafias trafican con estas áreas prohibidas.

Las personas que invaden las fajas marginales corren inminente peligro de ser afectadas con la crecida de los caudales. Las aguas, al recuperar su cauce en toda su amplitud y anchura natural ponen a las familias en alta vulnerabilidad. Durante El Niño Costero, las mayores afectaciones se produjeron en las fajas marginales ocupadas con fines de vivienda.

¿De quién es la responsabilidad de proteger las fajas marginales?

Después de ocurrido el fenómeno El Niño en el año 2017 salió una normativa que encarga a los gobiernos regionales mantener la intangibilidad de las fajas marginales, en coordinación con los gobiernos locales.